Todo comenzó por el fin

Emotivo e inspirador resulta este documental para todos aquellos que indagamos en los libros y en internet la obra de Andrés Caicedo. Luis Ospina condensa en 202 minutos toda la obra del grupo de Cali que hoy en día se consolida como movimiento pionero del Cine en Colombia donde confluyeron además escritores, pintores, actores y demás artistas que hacían de la Cali de los 60 y 70 un paraíso artístico, antes de que se convirtiera en solo fútbol y salsa.


Creo que no había otra opción en la duración de esta obra pues satisface toda esa curiosidad por conocer las vivencias de los cineastas más influyentes en la cinematografía nacional, un romántico y entusiasta sueño que iniciaron aquellos jóvenes en los años 60, pero sobre todo una obra fundamental para las nuevas generaciones que estén interesadas en construir la industria audiovisual de este país.

En lo personal mi cercanía al grupo de Cali fue con la literatura de Andrés Caicedo, su pasión por la escritura y el cine que constituyó una obra inédita que con el paso de los años fue creciendo de tal manera que en la actualidad sus escritos han llegado a varios países de Latinoamérica y quien inquietó al escritor Chileno Alberto Fuguet quien se vino a Cali a saciar su curiosidad por aquella pluma suicida.

Carlos Mayolo, gran director de cine colombiano fallece en el año 2007 mismo año en el que yo inició estudios universitarios de manera que ignoraba la vida y obra de aquel interesante director, para mí era desconocido ese nombre hace apenas 4 años, pero saber que compartió escenario con Klaus Kinski, haber trabajado para Werner Herzog y dirigir dos películas de lo que se ha llamado gótico tropical dan cuenta de la importancia de su obra, por eso insisto en la trascendencia de este documental para las nuevas generaciones.

Los años 90 fueron una época negra del cine colombiano, FOCINE fue en los 80 y la primera ley de cine se da en el año 1997 en tanto que la producción nacional es precaria, el documental casi no muestra material de esa década en donde Ospina se consolida como documentalista y director, mientras que Mayolo incursiona en la dirección de telenovelas y a pesar del “Nosotros de rumba y el mundo se derrumba” de los 80 y su desinterés por el aspecto político del país, este grupo se concentra sin pensarlo en construir un legado. Además, es admirable todo el material documental que guarda y recopila Ospina para contarnos esta maravillosa historia. (Cuenta Ospina que Eduardo la rata Carvajal le proporcionó muchas horas de material – Entrevista para revista Squire).

Mi cuestionamiento al documental es que se deja en el aire la idea de que los artistas son personas que siempre están relacionados con el consumo de psicoactivos a pesar de que el consumo es un vicio generalizado en muchos sectores de la sociedad y la economía colombiana, de manera que también empresarios, abogados, políticos, gente de clase baja y alta han tenido alguna relación con el consumo de drogas, por eso me parece peligroso que el documental nos deje esa idea y los nuevos realizadores justifiquen ser drogadictos o consumidores porque los maestros también lo hacían, sin anteponer a esa situación un contexto histórico y político que no tendría nada que ver con el argumento de esta película.

Lo más lamentable es que la película haya tenido tan poco éxito en taquilla 9,085 espectadores en el país según el informe de Cine Colombia publicado en enero de 2017, pero eso habla es mal de nosotros los espectadores que buscamos más evadir la realidad con aquellas películas que caricaturizan al colombiano y no con las que nos llevan a la reflexión, claro sin duda la televisión es la culpable de nuestro pobre lenguaje audiovisual.

Otro aspecto que deja mis dudas es la historia del protagonista en la clínica, pues al final de cuentas creerle esa parte a nuestro maestro del falso documental se me antoja que está dramatizando, aunque el uso de cámaras de celular en vertical y las tomas de todos aquellos exámenes combinados con fragmentos de películas, recortes de prensa fotografías, un montón de archivos y metraje encontrado, hoy constituyen un emotivo e inspirador collage film que además cumple la premisa de Caicedo “si dejas obra muere tranquilo confiando en unos pocos buenos amigos”.

Rodrigo Vargas

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