Una ciudad mercancía III

Para tratar de reversar el complejo panorama que afronta nuestro municipio, en los últimos años han venido surgiendo diferentes organizaciones y movimientos sociales conformados en su mayoría por jóvenes que propenden la conciencia sobre nuestro territorio, dichas acciones se configuran desde diferentes ámbitos:


En lo político: cada vez más se vienen generando espacios de discusión y de control con relación a los dirigentes, instituciones y políticas gubernamentales en el plano local para que se desarrollen formas decentes y limpias de gobernar el territorio, cambiando el concepto de que la política se hace desde los escritorios y las oficinas, dando la posibilidad de construir lo político en conjunto con la comunidad, que al fin de cuentas es la verdadera protagonista del quehacer municipal.

Desde lo ambiental: Se ha hecho también un fuerte trabajo, es importante reconocer los esfuerzos que se han generado en los últimos años para salvaguardar el amplio espectro en términos ecosistémicos que tiene el territorio, que entre otras cosas se ha visto seriamente impacto por las dinámicas económicas que anteriormente describía en las otras entregas, y es que Suacha posee una biodiversidad altísima que merece ser protegida, pero que por la negligencia de los diferentes gobiernos no ha sido considerada la iniciativa de crear una política concreta que conserve todo ello.

Desde lo cultural y lo artístico: Surgen también colectivos que tratan de involucrar a la comunidad en diferentes procesos que van desde lo artístico en sus diferentes manifestaciones hasta lo histórico, alejando la comunidad de aquellas crudas realidades que agobian a algunos que hacen parte de ella, no obstante, este renglón de la cultura es uno de los más olvidados por parte de aquellos a quienes les debería interesar, y tal vez, este es el punto que más oportunidades puede aportar para darle un enfoque distinto al municipio, en especial lo relacionado con el pasado y a la construcción de las identidades.

Pues no podemos desconocer que Suacha posee en cuanto respecta a lo identitario muchas caras, muchas tradiciones, variadas costumbres que han provenido de otras regiones del país, que provechoso sería reconocer toda la multiculturalidad de la nación contenida aquí y aprender de dichas expresiones, pero también que bueno sería que los que vienen a habitar en esta tierra conocieran la riqueza cultural e histórica que está impresa en el territorio que vienen a habitar.

En sí la tarea es larga, pero lo fecundo de esta son los caminos que ya se han iniciado a trazar, en especial, por aquellos que le hemos apostado a cambiar la concepción o el imaginario que existe sobre este lindo territorio, es trascendental que nosotros que hacemos parte de la comunidad nos apropiemos de Suacha desde nuestro diversos campos de interés, y que además estos espacios de discusión sigan generando ideas, aunando causas y voluntades para transformar este territorio. Es fundamental permitirle a la comunidad ser participe y protagonista en el cambio de visión del territorio sin la necesidad de recurrir a las voluntades de los politiqueros de turno, quienes han demostrado su ineficiencia y falta de sensibilidad en resolver los problemas que nos acucian.

Considero que los diferentes procesos organizativos de tipo político, ambiental y cultural que se vienen dando en el seno de los colectivos y organizaciones están generando expectativa en distintos sectores de la población, y esa línea es una visión liberadora que pretende sentar las bases de un nuevo territorio, ahí está la importancia de este tipo de procesos. Por lo tanto es nuestra responsabilidad como ciudadanos comprometernos y ser conscientes del acontecer político y social de nuestra Suacha, pues la indiferencia es lo que a la postre termina por subyugarnos a las decisiones de unos pocos, que por lo general siempre velan por sus intereses en detrimento de todos nosotros y de nuestra tierra, la indiferencia hacía lo político y lo social es la máxima herramienta de dominación por quienes desean mantener el status quo para ensanchar sus arcas.

En este sentido, finalizo haciendo referencia a un aparte que leía en estos días de una obra de Augusto Ángel Maya, el cual citaba al estadista y poeta Solón de Atenas, quien a su vez decía “No son los dioses los que arruinan nuestra ciudad. Son los mismos ciudadanos los que amenazan con destruirla”.

Siga a Periodismo Público en Google News. Suscríbase a nuestro canal de Whatsapp