Vendedores ambulantes de Soacha, al amparo de la negligencia
Se volvió normal para cualquier ciudadano caminar por las calles de Soacha en medio de artículos y puestos abarrotados de mercancía. Comida “chatarra”, elementos de aseo, venta de minutos y hasta ropa íntima, es el común denominador en andenes, puentes, plazoletas y en la misma vía pública reservada para los vehículos.
“Soacha es la ciudad del caos, el desorden y la negligencia”, argumenta don Pedro Alvarado, un humilde anciano que reside en la comuna dos y que todos los días debe enfrentarse al desorden de la ciudad, fruto de la invasión desmesurada al espacio público.
Pero el centro de la ciudad no es la única zona invadida por los vendedores. Cada rincón del caso urbano está estratégicamente ocupado como si el espacio público perteneciera a una mafia intocable que se aprovecha de lo que es de todos. Sin embargo, en lo que una buena mayoría coincide es en que la culpa es de la administración municipal por ser tan pasiva y negligente a la hora de controlar el flagelo.
“Ahora no se puede ni pasar el puente porque extienden la mercancía de lado a lado y ya llegaron a la mitad, hasta la entrada a la estación de Transmilenio”, dice Joselìn Camacho, residente en la comuna cinco, refiriéndose a la ocupación del puente San Mateo.
Uno de los problemas que más denuncian los habitantes es la venta desmesurada de comida en la calle, sin las condiciones mínimas de higiene. Chicarrón, picada, hamburguesas, arepas, empanadas, jugos, chorizos y todo lo que se pueda imaginar, se encuentra en cualquier calle de la ciudad donde se ubican los vendedores.
“Es increíble cómo la Secretaría de Salud no hace nada. Venden comida en medio del humo, la tierra, las basuras, e incluso cerca a sitios utilizados como baños públicos, como el puente de San Mateo”, argumentó Nidya Castiblanco, residente en la comuna cinco.
Otros sitios abarrotados de vendedores son la calle 15 en la comuna seis, la avenida 30 de San Mateo, Quintanares, León XIII, Compartir y ahora Ciudad Verde y Parque Campestre.
“Aquí nos vendieron la idea que era la mejor ciudadela del país con grandes espacios y zonas verdes, pero con el correr de los día los vendedores se fueron adueñando y ahora es un basurero y un desorden que nadie controla”, sostiene Emelina Caicedo, residente en Ciudad Verde.
Y ¿cuál es la respuesta de la administración?
Ningún alcalde ha querido intervenir el problema, a pesar de que todos prometen una solución que se ve remota.
El denominado Plan Maestro del Espacio Público prometido por el entonces alcalde Juan Carlos Nemocón se quedó como la mayor parte de promesas gubernamentales, incluso se invirtió una buena suma de dinero para adecuar un terreno detrás de Casa Linda en San Mateo y es la hora que no se utiliza. El argumento: no tiene servicios públicos.
La actual administración municipal se suma a la lista de todas las anteriores porque el fenómeno crece aceleradamente y no hay una respuesta clara y contundente para saber si hay capacidad de frenar el flagelo.
Durante los últimos dos años los vendedores ambulantes han ganado terreno y “la presencia de puestos y artículos en las calles se multiplica como las plagas”, argumenta un ciudadano que debe enfrentar el problema en el barrio Las Villas de la comuna seis.
La administración del alcalde Eleàzar González ha sido pasiva y negligente porque no hay respuesta al problema. Su actuación se ha limitado a campañas de cultura ciudadana para llamar la atención, pero es una medida débil que no ha mostrado resultados.
La preocupación entre los ciudadanos aumenta porque no se vislumbra una solución pronta a un fenómeno que atrapó a la ciudad y que llegó hasta las goteras de la misma alcaldía. No hay medidas claras ni respuestas contundentes para controlar uno de los mayores problemas del municipio. «Falta autoridad y compromiso, pero parece que en esta administración desconocen el significado de estas dos palabras”, concluye Antonio García, residente en Compartir.
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