Vendedores ambulantes tienen cansados a habitantes de Quintanares y Nuevo Colón

La constante invasiòn al espacio pùblico y la utilizaciòn indebida de los servicios públicos son factores que tienen molestos a los vecinos de Quintanares y Nuevo Colón quienes manifiestan que los vendedores informales promueven el desorden y la contaminación en la zona.


Desde hace años, el sector de Quintanares se ha constituido en una de las principales entradas de la comuna cuatro, además es reconocido por los problemas que se generan en época de lluvias cuando la falta de sumideros hace que el agua rebose las alcantarillas e inunde las vías de este sector. Sin embargo, la presencia de vendedores informales inquieta de sobremanera a la comunidad de zonas como Nuevo Colón y el mismo Quintanares.

Los vendedores informales se han apropiado de los andenes de la calle 46 y no permiten el cómodo tránsito peatonal de los residentes, por lo que muchas personas deben caminar por la calle corriendo el riesgo de ser arrollados por los vehículos que bajan a grandes velocidades y que son conducidos en varias ocasiones por individuos irresponsables. Por esta razón algunos habitantes expresaron su inconformidad y exigen que se controle este fenómeno que ya es cotidiano en el municipio.

“Todo el mundo tiene derecho a trabajar, pero también debemos educarlos y crear cultura en ellos, por ejemplo, que si venden un tinto, la policía ambiental los haga recoger sus desechables y residuos porque existe la figura de la policía ambiental pero no se ejerce la autoridad, acá uno ve que pasan las situaciones en la nariz de la policía y no hacen nada”, expresó Mauricio Ocampo, habitante de Nuevo Colón.

“La energía eléctrica para atender en los puestos literalmente se la roban, la policía ve los cables y no dice nada, pareciera que estuvieran velando por el bien particular y no por el común, yo como ciudadano creo que es un deber de las autoridades hacer que las leyes se cumplan. Por parte de la alcaldía y los empresarios se deben generar alternativas de empleo para que la gente no se dedique a vender en la vía pública porque es complicado caminar, hasta que no haya un herido o algo peor no se hacen las cosas”, manifestó un habitante de Quintanares, quien prefirió omitir su nombre.

“Aquí el peligro es para los niños que deben bajar a caminar en la calle por culpa de los vendedores, esto ya parece la 30 de San Mateo y sí, uno entiende que la gente debe trabajar pero es que son descarados, los vendedores sacan su mercancía a la calle sin importarle los peatones, eso en este mes va a ser un caos”, declaró Jesús Lozano, peatón del sector.

Por su parte, algunos vendedores consultados afirman que así quisieran dejar de ejercer esta actividad no podrían hacerlo debido a sus condiciones de vida y la cantidad de gastos que tienen en sus hogares, teniendo en cuenta la manutención propia y de sus familias; es así que piden un poco de compresión a la comunidad, recalcando que no todas las personas que trabajan allí contaminan el espacio público.

“Esta es mi única forma de sostenimiento, además creo que tenemos derecho a trabajar porque es preferible hacre esto que estar robándole a otro lo que tiene, al menos podemos decir que somos honrados”, afirmó María, otra de las vendedoras que se refirió al tema.

“Yo entiendo que a veces es molesto para la gente, pero si no hay más oportunidad para trabajar, yo por ejemplo no tengo estudio y por lo menos vendiendo me gano la vida para alimentar a mi familia, estamos esperando a ver qué se nos ofrece para reubicación”, dijo una de las personas consultadas.

Es de saber que se adelantan proyectos en la alcaldía para establecer alamedas y mercados móviles que permitan descongestionar la ciudad de tantos vendedores ambulantes, este proyecto se ha puesto en marcha a partir de un censo realizado por la administración municipal y las personas que se encuentran en su base de datos tendrán la prioridad para hacer parte de él; sin embargo, el número de vendedores que aún están sin censar es incierto, ya que cada vez aparecen más individuos y hasta familias que viven en torno a esta actividad para muchos incómoda.

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