Carta abierta
A propósito de la columna de opinión titulada «Acuerdo Urgente» y publicada en www.periodismopublico.com el pasado miércoles 12 de mayo, a continuación una carta dirigida al alcalde de Soacha solicitándole que promueva el reconocimiento a dos de los más reconocidos hijos ilustres del municipio.
Señor
ERNESTO MARTINEZ T.
Alcalde Municipal de Soacha
Ciudad
Señor Alcalde:
A finales de la semana anterior y a través de www.periodismopublico.com me referí en una somera semblanza a EUGENIO DIAZ CASTRO y MANUEL VICENTE ROJAS RINCON, egregias figuras de las letras; el primero, promotor de la educación en Soacha y Fusagasugá, el segundo, como fundador de los Colegios Bolívar y Ricaurte, respectivamente.
Me extrañaba en aquella ocasión, como le he venido haciendo desde mi ya lejana mocedad, de la indiferencia oficial que siempre se ha mantenido con relación a las figuras soachunas que se merecen el reconocimiento y la admiración de sus coterráneos, cuando en abril ambos fallecieron. El primero el día 11 del año 1.865 en Bogotá, y el segundo en Soacha, el 27 del mismo mes de 1.949, es decir, que llevan en su orden, 145 y 61 años de muertos e ignorados, casi completamente, por sus coterráneos.
No obstante, he pretendido recordar a estas dos figuras soachunas porque no ha existido, una vez más, un acto recordatorio de sus conciudadanos ni, mucho menos, de las autoridades como la Alcaldía, el Concejo, la Secretaría de Educación o la Casa de la Cultura, según lo que he sabido, cuando están en la obligación de hacer conocer de sus habitantes las fechas destacadas de la municipalidad y las de sus hijos predilectos. Y las ya señaladas, no cabe duda, son digno ejemplo de su memoria, pero vergonzosamente se han pretendido mantener en el más absoluto olvido, ya sea por ignorancia, o por simple incapacidad para rendirle el tributo de admiración que se merecen por sus obras.
Pero sí vemos, por ejemplo, en una administración pasada, órdenes publicitadas a los cuatro vientos para óleos en uno de los cuales apareció la imagen de un personaje que, afortunadamente, no tuvo el inmenso honor de haber nacido en nuestra tierra, en donde sólo lo hacen las gentes sanas y honestas, pero aquel que sólo rondaba y por malabarismo político, apareció de alcalde para luego ser sindicado por actuaciones fraudulentas en el cargo.
Usted sabe, señor Alcalde, que personajes como Emilia Mújica, José María Vergara y Vergara, Rafael Maya, Antonio Cacua Prada, Jorge Isaacs e Isidoro Laverde Amaya, entre otros, figuras conocidas en el mundo literario, la crítica, la academia y la historia, se han referido a nuestro literato en escritos y obras bien difundidas, lo que de por sí ya dice de su importancia en el mundo de las letras.
Por su parte, Díaz Castro siempre pregonó su sitio de nacimiento, y se refirió a él como «Soacha mi patria.»En cambio los naturales de esta tierra o, por lo menos, sus dirigentes «extrañamente», como ya lo he dicho, han hecho gala de su ignorancia sobre el tema.
Terrible ignorancia ésta la que se presenta a nivel de la administración, cuando se tienen instituciones como el Concejo, a través del cual un Acuerdo puede enmendar, para siempre, el olvido que se ha mantenido; la Secretaría de Educación quien por conducto de su titular fácilmente puede hacer conocer de los profesores y alumnos, la obra bien extensa, por cierto, del señor Díaz Castro y la de Manuel Vicente Rojas Rincón.
Además, la Casa de la Cultura, creada, entiendo yo, para desarrollar todo tipo de actividades en torno a la cultura y manifestaciones de ella, y quién con mayores méritos que Eugenio Díaz Castro para servir de ocasión, por lo menos a través de conferencias sobre este tema y hasta con óleos, éstos sí merecidos, en un sitio especial de dicha Casa o en la misma Alcaldía.
Queda en sus manos, señor Alcalde, esta petición nacida de mi gran admiración por las máximas figuras de mi pueblo, entregada a otro Alcalde el 9 de mayo de 2.001 que no tuvo respuesta alguna, y por el deseo de que se recuerden en esa hipotética ocasión las palabras de don Jorge Isaacs, en relación con Eugenio Díaz, cuando dijo refiriéndose a su Manuela :
«Todos hemos sonreído placenteros al oír la primera palabras que tartamudea un niño amado. Todos los que desean a nuestra literatura nacional gloriosos días, habrán sonreído de placer también al leer las páginas inmortales de Manuela y entusiasmados podían exclamar al cerrar el libro: La patria de un escritor como Eugenio Díaz, tiene literatura propia.»
Cordialmente,
JOSE IGNACIO GALARZA M.
joseignciogalarza@yahoo.es
Oviedo, Mayo 15 de 2.010
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