Chile: Estudiantes demandan una educación gratuita, de calidad, que sus escuelas sean administradas por entes estatales, mayores recursos para los institutos de educación técnica

SANTIAGO DE CHILE – Un estudiante en peligro de muerte, otro gravemente quemado, alrededor de 40 en huelga de hambre hace semanas y tres más que el lunes iniciaron una huelga seca, es otra de las caras de la crisis estudiantil que se prolonga desde hace casi tres meses en Chile.


Para presionar una respuesta favorable a sus demandas, los estudiantes ocupan escuelas y sedes universitarias, marchan en medio de alegres coreografías, convocan a «besatones», «caceroleos» y, con relevos, corren desde el 13 de junio alrededor del palacio presidencial día y noche. Quieren completar 1.800 horas porque, según un economista, se necesitarían 1.800 millones de dólares para mejorar la educación chilena.

En la madrugada del lunes, Luis López, un estudiante de 17 años, cayó desde una altura de 10 metros, en su colegio, tomado ilegalmente hace semanas. Presenta un «traumatismo encéfalo craneano grave, con múltiples focos hemorrágicos y fractura del hueso temporal», precisó el ministro de Salud, Jaime Mañalich.

Otro caso grave corresponde es el de Fernando Droguett, de 16 años, que resultó con más de la mitad de su cuerpo quemado el 12 de julio mientras sus compañeros quemaban basura.

Droguett y decenas de miles de secundarios demandan una educación gratuita, de calidad, que sus escuelas sean administradas por entes estatales, mayores recursos para los institutos de educación técnica, fin del lucro y un boleto gratuito para el transporte público los 365 días del año.

Desde la barriada pobre de Cerro Navia unas 30 personas encabezadas por su alcalde, Luis Plaza, iniciaron el lunes una caminata de 120 kilómetros, hasta la sede del Congreso en Valparaíso, para decir a los parlamentarios que «tienen una responsabilidad enorme» en la solución de los problemas, y como una protesta contra los encapuchados que destrozan bienes públicos y privados durante las marchas estudiantiles, dijo Plaza.

El gobierno del presidente Sebastián Piñera entregó el 21 de julio un paquete de 21 medidas que incluye aportes extraordinarios de 4.000 millones de dólares en varios años para mejorar la enseñanza, más becas y refinanciamiento para los universitarios atrasados en el pago de sus créditos con el aval del Estado, cuyo interés de 6% será rebajado a 4%.

El ministro de Educación, Felipe Bulnes, dijo que se crearán organismos especiales para administrar las escuelas municipales, pero que no volverán a la tutela estatal, como piden los estudiantes.
Los colegios municipales de barrios acomodados no tienen los problemas de las alcaldías más pobres, que son la mayoría de las 345 que hay en el país.

Los universitarios afirman que el gobierno no ha dado respuesta a cada una de sus demandas y rechazaron un ofrecimiento del Congreso a una mesa de diálogo entre parlamentarios, el gobierno y los estudiantes.

Los secundarios, miles de los cuales están a punto de perder el año escolar, aceptarían la oferta del legislativo, bajo ciertas condiciones.
Otra presión fuerte para el gobierno es la que ejercen unos 40 jóvenes en huelga de hambre.

Tres secundarios que ya completaron un mes en huelga de hambre en su colegio de Buin, una comuna agrícola cercana a Santiago, anunciaron que desde el lunes iniciarán un ayuno seco, es decir, empezarán a reducir gradualmente la ingesta de líquidos, lo que agravará rápidamente su salud.

Matías Villegas, vocero de los estudiantes en ayuno, dijo que «se va a hacer responsable al gobierno de cualquier cosa que les pase».
Los jóvenes, revisados a diario por médicos, han perdido un promedio de 10 kilos y ya agotaron las reservas de hidratos de carbono y grasas para mantener las funciones de sus órganos vitales, como corazón, pulmón e hígado.

Una persona en huelga de hambre consume al final las proteínas, la última reserva de su organismo. En esta etapa, se pueden producir deterioros irreversibles.

Hay otra treinta de jóvenes en huelga de hambre, la mayoría secundarios, con distintos tiempos de ayuno porque se fueron sumando después. Mientras unos abandonaron por problemas de salud, otros se sumaron.

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