¿Cultura de paz?

El país juega un papel triste y silencioso en el momento histórico actual, aunque no se note por la acción del mundial, la “desmovilización” de Falcao, la confusión de los tiburones, el triunfo paisa y otras noticias tristes y de emoción. Que el país vaya a una segunda vuelta para la elección de presidente en las actuales condiciones, sin voto en blanco, con la capacidad de quedar electos dos votos a uno, con campañas basadas en sabotajes y guerras personales, ofensas y acusaciones sin pruebas de lado y lado, no es nada alentador para el futuro cercano.


Con un nivel de abstencionismo del 59,3%, sumado con el 5,9% del voto en blanco y el 2,3% del voto nulo sumamos un 67,5% de silencio popular. Cuando la gente decide callar en referencia con temas aparentemente importantes suele ser por dos razones, la primera y menos numerosa, según mis sondeos, es el desinterés; simplemente la comunidad no considera suficientemente importante el tema; la segunda razón, más grande y preocupante es la indignación al punto de la indiferencia para con el que participa en el tema.

Al hacer el ejercicio de preguntar en las calles por qué no vota la gente las respuestas más frecuentes suelen ser: “Y para qué, si son los mismos”, o “quede el que quede a mí me toca igualito”, reflejan estas respuestas el descontento al punto de preferir pensar que simplemente no pasa nada. Preocupante, triste y desolador, un clima de ingobernabilidad que parece el resultado de la incapacidad histórica, no de éste o aquel gobierno, sino de toda una tradición política que no ha sido capaz de administrar la nación. El estado falló al punto de que casi el setenta porciento del pueblo prefiere ignorarlo y eso que solo hablamos del pueblo con capacidad electoral de sufragio.

Ahora resulta que la disputa es por cuenta de un comercial de la campaña reeleccionista de Juan Manuel Santos, en el video él se dirige a un grupo de padres colombianos y les pregunta si prestarían a sus hijos para la guerra, a lo que la audiencia contesta que no. Pues, el comercial ha generado profunda indignación en una agremiación de policías retirados, Asociación de oficiales en retiro, que argumentan que el comercial debe ser retirado de la televisión por que ofende y molesta a los uniformados colombianos y sus familias.

Luego, en una emisora nacional el ex presidente Gaviria ratificó la acusación de Vargas Lleras de que en algunas partes del país la policía nacional ha hecho proselitismo a favor de la campaña Zuluaga, la periodista preguntaba por las pruebas, luego tuvo lugar la entrevista al general Jaime Ruiz, quien entre otras cosas insinuó que ahora los generales llegan a ser nombrados por roscas burocráticas, ahí están las pruebas.

Es lógico que un militar o un policía prefieran tener un presidente que aunque no suba su sueldo, ni le devuelva el seguro y pensión a su mamá y su esposa e hijos al tiempo, lo arme bien y lo mande al campo de batalla en grupos de cientos, lo que el militar se juega es la vida, en patrullas de veinte soldados los uniformados son acribilladlos por tropas que conocen muy bien los terrenos y los tiene preparados. Por supuesto que sus familias también prefieren saber, que si el servicio militar obligatorio para pobres continúa, sus hijos están mejor equipados y preparados para intentar sobrevivir. Sin embargo, el comercial refiere también en la memoria de los que nos informamos el reclutamiento forzado, el secuestro, el asesinato, la utilización de menores para la guerra, los falsos positivos y los crímenes de estado entre otros dolorosos hechos de nuestra historia, como el capítulo de la UP. Son sin duda recuerdos terribles, dolorosos y nefastos, pero son historia y tal vez sean la razón del silencio del pueblo.

Por otro lado, la preocupación de la economía bélica no debe ser mayor. De acuerdo a la experiencia los grupos al margen de la ley que se han financiado del narcotráfico y se han acogido a procesos de paz en Colombia, siempre dan paso a un génesis de bandas criminales. ¿Qué nos garantiza o asegura que una vez firmados y refrendados los acuerdos de “paz”, o más bien de cese al fuego no se repita la historia?, pues con un solo actor armado según el general en retiro Ruiz, fue como nacieron las bandas criminales BACRIM resultado de las AUC. ¿O será que emergerán las FARC-CRIM, bandas criminales asociadas con la desmovilización de las FARC?

Probablemente convenga evaluar los conflictos de Colombia con otros países, con su propio pueblo, con sus dinámicas internas de desarrollo y administración, pero es necesario que haya un cambio tangible en la dinámica del conflicto de intereses que tanto hace sufrir al pueblo.

Aun que la historia nacional ha teñido de sangre casi todos los procesos de desmovilización en Colombia por que los acuerdos son violados o por que el conflicto solo cambia de escenario, yo conservo la esperanza de que mis ojos y los de mis compatriotas puedan ver, por lo menos, un cambio, algo distinto al plomo entre nacionales.

Por: Julián David Giraldo Rueda.

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