Expertos hacen recomendaciones a propósito del día mundial del sueño

Recientemente se celebró el día mundial del sueño, organizado por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño.


La neuroterapista Blanca Doris Rodríguez aseguró que “el sueño en los niños es la base de su desarrollo” y agregó que, en las etapas infantiles, es el fundamento del proceso neurocognitivo y neuroconductual.

La especialista recordó las diferencias entre cada etapa infantil (neonatal; lactante; infancia).

Sobre la primera, puntualizó que en los recién nacidos aparecen respuestas de alerta espontánea. Ellos se despiertan para pedir comida o cambio de pañal solo para volverse a dormir de nuevo. Estos ciclos son llamados sueño/vigilia y se dan cada tres horas.

En cuanto a la segunda, señaló que los lactantes deben dormir casi ocho horas continuas en la noche y mantener siestas de cerca de tres horas en el transcurso del día.

Y, sobre la tercera (a partir de los dos años), la neuropediatra advirtió que el niño debe dormir ocho horas durante la noche y aclaró que las siestas disminuyen hasta a una o dos en el día, de alrededor de 40 minutos.

“El sueño no solo les sirve para desarrollar la parte cognitiva, sino también para integrar comportamiento y socialización. Una buena calidad de este es la herramienta básica para que la neurogénesis cerebral (proceso de desarrollo) se dé muy bien”, manifestó la doctora.

Recomendaciones

La experta recomienda que los niños (y adultos) duerman ocho horas. Para eso, sugiere cerrar cortinas y apagar fuentes luminosas y sonoras, tanto de televisores como de radios. Así, el niño se empezará a relajar para descansar adecuadamente.

Y es que en la penumbra, según precisa, se activa la hormona metatonina. La glándula pineal localizada en el cerebro es la responsable de liberar la melatonina en su sistema. Esta es la hormona que induce el sueño natural y ayuda a regular nuestro reloj biológico interior (sueño/vigilia), que ayuda al desarrollo hormonal. Por lo tanto, es clave que los niños aprovechen las horas de oscuridad para su correcto desarrollo.

Además de la penumbra total, la neuropediatra sugiere que los hábitos de ejercicio y de alimentación sean muy balanceados, especialmente durante la cena (que debe ser hacia las 6:00 p.m.).

La experta señala que existen muchas causas y comorbilidades (presencia y efecto de trastornos) que alteran el ciclo. Se trata de enfermedades sistémicas como hipotiroidismo o riesgo neurológico como prematuridad. En estos casos, hay que estudiar la falta de sueño, pues puede deberse a “factores secuelares, o lesiones neurológicas, que impiden el desarrollo del aprendizaje”.

Por otra parte, dice que, en los casos de malos sueños, es importante evaluar los primeros síntomas que pueden alterar el patrón y otros que aparecen secundariamente, como la somnolencia excesiva, la irritabilidad y la ansiedad.

Aclara que las pesadillas surgen a partir de los tres años y que se extienden con normalidad hasta los siete. Después de esta edad, terminan en la mayoría de los casos.

Pero siempre conviene hacer un seguimiento individual para determinar por qué se mantienen los malos sueños y así evitar el deterioro del desarrollo neurocognitivo y conductual. No obstante, se deben establecer diferencias entre un niño víctima de la violencia y otro que crece en un hogar tranquilo y estable.

En últimas, la experta aduce que el propósito es evitar que el niño no duerma y le tema a la oscuridad. En este caso, pueden existir alteraciones de estados anímicos que conviene prevenir con hábitos de sueño saludables, pues, según Rodríguez, “el sueño es el alimento del cerebro”

Fuente: Unimedios

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