Los jóvenes están llamados a liderar la transformación social

Cada vez que se avecinan elecciones son los jóvenes el grupo poblacional a cautivar, son los que conforman los equipos para recorrer las calles entregando la publicidad y son los que organizan las fiestas, conciertos y actividades de orden social, donde los candidatos o los proyectos políticos se evitan el gasto de una logística poniéndole una camiseta con el logo o eslogan de la campaña para que hagan labores de orden operativo.


En el transcurrir de los años y teniendo en cuenta lo postulado en el Plan Decenal de Juventud 2005 – 2015, los jóvenes han intentado convertirse en los engranajes de la nueva forma de hacer política; ahora son partícipes de esas nuevas ciudadanías que exploran diferentes modelos para presentar unas transformaciones sociales que redunden en el beneficio general. Hoy los jóvenes, en su mayoría, están seguros que las viejas prácticas políticas, electoreras y clientelistas, no ofrecen los resultados que permitan la construcción de procesos sociales, por ello han optado por salir a las calles para exigir sus derechos, pero claro, de una forma creativa, alegre y, esto es lo más bello, pensando en construir comunidad.

Gran ejemplo de esto fueron las movilizaciones de los estudiantes para tumbar la reforma a la ley 30, y lo lograron; de igual forma movilizaciones sociales como la ola verde que permitió pensar que el candidato Mockus acompañado por todos esos activistas internautas lograría lo imposible, derrotar al establecimiento y su maquinaria, este si fue un intento fallido pero que dejo grandes experiencias en las nuevas formas de hacer política; no podemos desconocer la movilización social juvenil frente a la Ley Lleras y ahora con la posibilidad de la implementación de un Área Metropolitana Bogotá – Soacha pues son precisamente los jóvenes los actores más importantes, pues son ellos los que la están impulsando para que los dos municipios se beneficien con la consolidación de esta propuesta.
Pero de todo este proceso surge una pregunta, ¿será que la política de juventud, que cada municipio implementa a su entender, es la generadora de esta movilización social? Pues en el caso particular de la ciudad de Bogotá, por lo menos hasta antes de la llegada del alcalde Gustavo Petro, la respuesta es clara y contundente: NO, las entidades y personas responsables de implementar una política pública de juventud no lograron durante la administración de Samuel Moreno (hoy preso) y Clara López (hoy candidata a la presidencia) implementar una política que permitiera a los jóvenes entrar en el ejercicio de la práctica política.

En el caso de la Gerencia de Juventud del IDPAC, durante el 2011 convocaron para las elecciones de los Consejos Locales de Juventud a 7.270 jóvenes del 1.600.000 que tiene la ciudad, para elegir 222 jóvenes que arrojaron al vacío, pues nunca se percataron de ofrecerles una asesoría sobre el para qué y el por qué del Consejo Distrital de Juventud; pero claro la posesión de estos jóvenes si sirvió para que la “farsandula” bogotana se desbocaran en un evento sin sentido con presencia del gerente de juventud y de la alcaldesa de Bogotá en su momento.

En el caso de la subdirección de juventudes a pesar de llenar y rellenar formatos donde aseguran el cumplimiento de las metas, pues me entere, antes de escribir está columna, que la Contraloría adelanta una investigación por la contratación con una organización de Bucaramanga cuyo objeto era el manejo de unos recursos para organizaciones juveniles, y adivine adivinador, el dinerito nunca les llego. Esto es mejor que las entidades de control lo definan, pero como dicen por ahí: cuando el río suena piedras lleva.

En todo caso las juventudes son más grandes que las instituciones y van más allá, por eso debemos seguir esperando que los gritos juveniles cada vez sean más fuertes para que las transformaciones sociales sigan avanzando de la mano de estas nuevas generaciones y con la presión social logren tener en los cargos responsables de la implementación de la política de juventud personas cuya idoneidad y honestidad nunca se pueda poner en tela de juicio.

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