Los tres tristes tigres

En lo que podría interpretarse como la intención de emular la manera como han pretendido copar territorialmente la geografía la guerrilla de las Farc para su accionar bélico, “los frentes”, desde la orilla de la extrema derecha (hasta que no se diga lo contrario), liderada por JOG, el ex presidente Uribe y el ex ministro Londoño, como los tres tigres del traba lengua, han anunciado organizar un “frente contra el terrorismo”.


El “frente”, según lo ha expresado el ex asesor José Obdulio, se fundará en la presente semana (jueves) y, según ha trascendido, pretende reanimar las banderas de la lucha contra la guerrilla, sus aliados y lo que se le pueda parecer, según el decir de los promotores de la iniciativa. Adicionalmente, dice el ex asesor, que la iniciativa se fundamenta por el abandono (¿“traición”?) de los “huevitos” que el ex presidente Uribe encargó al cuidado de Santos, en especial el de la “seguridad democrática”, por un comportamiento “apaciguador”.

Tratando interpretar lo que ellos denominan conducta “apaciguadora”, para no ponernos a inventar más allá de lo fáctico, se nos ocurre pensar que “apaciguador” (¿sinónimo de complaciente?) no es cosa distinta que las diferencias que viene desarrollando el Presidente Santos con respecto al mono tema de Uribe. Complaciente, para hablar de los asuntos externos, el tratamiento a las tensiones con Chávez y las sospechas de que en territorio venezolano se resguarda la dirigencia de la guerrilla fariana, como lo reclaman en boca propia y letra de sus columnistas afectos; también, podríamos decir que cabe incluir en lo de “apaciguador”, para hablar del “frente interno”, los cambios del ejecutivo y su relación con los tribunales de justicia o lo que el Gobierno promovió como política para devolver a las víctimas la tierra que les fue arrebatada a sangre y fuego por el paramilitarismo.

Pero la almendra de lo que el uribismo denomina “apaciguamiento”, parece, tiene que ver con el reconocimiento de la existencia del conflicto interno (para ellos siempre existió una “amenaza terrorista”) como también la incorporación de mecanismos para habilitar al Gobierno Nacional a la realización de eventuales procesos de paz con la guerrilla, en la llamada “ley marco para la paz”, aprobado por el Congreso.

Entonces, si relaciono los anteriores hechos como posibles razones que invocan los críticos de la derecha uribista como “apaciguamiento”, lo hago por cuanto que, la verdad sea dicha, en lo que ha sido el comportamiento del actual gobierno con respecto a los “tres huevitos” que el ex presidente le encargó al gobierno, sin mentir, se han empollado y crecido. Los golpes militares a la guerrilla de las Farc (énfasis de la “seguridad democrática) han sido contundentes. Otra cosa es que ellas sigan vivas, a pesar de que los que hoy convocan “frentes” nos anunciaron que “habíamos llegado al fin del fin”. En lo que respecta a la denominada “confianza inversionista”, aunque este gobierno abandonó la estrategia de regalar plata a los ricos, como en el caso de AIS, lo cierto es que la locomotora minera se sustenta en la entrega de autorizaciones para la explotación a gran escala, como se lo han denunciado organizaciones no gubernamentales, aún en tierras prohibidas y protegidas. Y, por último, en lo social, como el gobierno anterior, el asunto no pasa de anuncios de entrega de vivienda gratis para los más pobres, con pocas tierras en los municipios para edificarlas.

Para hablar claro, repudiar al terrorismo en todas sus manifestaciones, por lo menos para los que estamos en la orilla del Estado social de derecho, es de Perogrullo. Lo sospechoso, entonces, es que convoquen tres tristes tigres, que fracasaron en los dos cuatrienios pasados, así de sencillo.

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