Misa comunitaria, una alternativa para expresar el amor a Dios

Desde hace aproximadamente tres meses, un grupo de personas pertenecientes a la Iglesia Anglicana se reúnen en el barrio Compartir para realizar la eucaristía de una forma alternativa, pues en lugar de acudir a un templo, tanto el sacerdote como los feligreses van a las calles y a las cuadras para celebrar la palabra e invocar la presencia de Dios.


Se trata de un ejercicio que tiene como principal objetivo acercar la gente a la fe, fomentando y rescatando aquellos valores que poco a poco se han venido perdiendo, permitiendo además generar convivencia y nuevos lazos de unión, amistad y solidaridad entre quienes asisten a esta eucaristía. Durante el tiempo que lleva realizándose la misa, cada domingo llegan más personas y más adeptos, que han encontrado allí un espacio para manifestar su fe y fortalecer su espiritualidad.

La idea original fue del seminarista Richard Parra, quien lleva formándose como Sacerdote casi el mismo tiempo que lleva realizándose la eucaristía frente a su residencia. Junto al Reverendo Gustavo Garrido, Sacerdote de la Iglesia Católica Anglicana Tradicional, Parra organiza domingo a domingo la misa para albergar a todas las personas que en cada jornada atienden la invitación hecha por ellos:

“Lo que queremos es rescatar los valores, pues en este barrio estábamos perdiendo los valores hacia Dios, y creo que es muy importante volver a celebrar las misas en las casas como se hacía anteriormente, para que llegue la paz y estemos en la presencia del señor. Yo invito a otras personas, así no sean católicas, a que vengan y traigan a más personas para que vivan en Cristo, porque todos creemos en el mismo Dios”, explicó el seminarista Parra.

Así mismo manifestó que desde que se realiza la eucaristía hace tres meses, la gente les ha colaborado y ellos les han cumplido a las personas con la realización de trabajos sociales. En ese sentido, desde las eucaristías se ha propendido por el embellecimiento de las calles y las fachadas de las viviendas para esta época decembrina.

“He cambiado mi modo de pensar y de vestir, he podido tener más comunión con mis padres y con mi familia, porque antes me la pasaba en la calle y bebiendo. Dios me ha cambiado en estos tres meses. De ahora en adelante vamos a mirar otros escenarios y a buscar opciones para hacer más trabajo social”, sostuvo el seminarista.

A su turno, el Reverendo Garrido dijo que lleva tres años vinculado a la Iglesia Anglicana en Soacha, y que su sitio de misión está en Quintas de la Laguna. El sacerdote expresó que al llegar al barrio Compartir encontró la necesidad de acercar nuevamente la gente a Dios para empezar a practicar los valores, porque las personas estaban necesitadas de empezar y aprender a orar:

“La experiencia más bonita para mí ha sido el apoyo de la gente que el señor está trayendo a compartir la oración, con la misión de hacer lo que hacía Jesús de estar en cualquier lado y en cualquier momento, hablando de él abiertamente para vivir su vida. La labor social nos ha permitido enseñarle a la gente a no depender del gobierno, sino a poner de su parte para superar sus dificultades. Hoy invité a toda la comunidad a que juntemos esfuerzos y aprovechemos el momento, porque el parque que tenemos al lado del sitio donde celebramos la misa está muy desbaratado y se presta para el tráfico de drogas. Por eso queremos arreglarlo y ponerlo muy bonito, a ver si podemos poner allí a la Virgen María para que nos ayude a cuidar este sitio”, agregó Garrido.

Los feligreses que asisten a la eucaristía hablaron de la experiencia que han tenido y de lo especial que tiene esta forma de acercarse a Dios:

“Es la primera vez que vengo a la misa, vine gracias a que una vecina me invitó. La misa es muy buena, un poco incómoda, pero interesante, porque podemos estar más cerca y convivir con otras personas, así la gente se puede integrar y hay más compañerismo, además se puede conocer mejor la palabra”, manifestó Beatriz Ávila, asistente a la eucaristía.

“Yo vengo casi desde que el Padre comenzó a realizar las misas en el barrio, aunque también voy a la iglesia. La invitación me la hizo el seminarista Richard, entonces seguí viniendo, y la verdad es que estoy muy amañada porque se predica muy bien la palabra. A diferencia de la misa tradicional, con el Padre se siente lo que era la misa antiguamente, además estamos más cerca de la presencia de Dios”, sostuvo Gladys Muñoz, otra de las asistentes.

“Esta misa es algo muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, es algo que se hace al aire libre, más tranquilo y más sereno. Hay muchas cosas que permiten ver la diferencia con la misa tradicional, la brisa que sentimos es como el beso que nos da Cristo, nos hace sentir que nos está protegiendo y está cerca de nosotros. Cada día se van acercando más personas a este lugar, esto hace que llame más la atención, y que las personas que nunca han venido, vengan a conocer esta experiencia”, concluyó Leonel Salas Moreno.

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