[Opinión] Hablemos de Movilidad
Entre trancones, guerra del centavo e imprudencias viales, la vida de los ciudadanos sigue quedando en segundo plano frente a la negligencia de las autoridades.
En Soacha y Bogotá, la movilidad es sinónimo de drama cotidiano. Desde inicios de agosto de 2025 la autopista Sur, que atraviesa nuestra ciudad, se redujo a dos carriles, en nombre de las obras del TransMilenio y de un sistema hidráulico que llega con años de atraso.
La decisión convirtió la vía en un embudo interminable, que además de dividirnos físicamente en dos, es claramente un sacrificio que los ciudadanos pagamos con nuestro tiempo, salud y paciencia debido a una evidente improvisación oficial.
A ese tema debemos sumar la llamada “guerra del centavo” entre los conductores de las seis empresas locales y diez intermunicipales, que en Soacha sigue viva; circulan los buses convencionales, algunos viejos, inseguros y hacinados. Subirse a uno de ellos es como jugar a la ruleta rusa. Se prometió que el TransMilenio pondría fin a este caos, pero basta con mirar al SITP en Bogotá para entender que carriles exclusivos y buses nuevos no resuelven, por sí solos, la inseguridad ni la cultura de la ilegalidad.
Los trancones no solo nos roban horas de vida, también nos roban aire limpio. Cada día, miles de vehículos elevan las emisiones de carbono y envenenan nuestros pulmones. Y como si no bastara, se ha vuelto moda modificar las luces de motos y carros con sistemas que ciegan a cualquiera. La respuesta absurda de muchos conductores ha sido instalar luces aún más potentes, convirtiendo la noche en una competencia de reflejos.
Ahora bien, no se niega que la motocicleta es un medio vital para miles de familias, pero también el rostro más evidente de la imprudencia vial: zigzags entre carros, adelantamientos temerarios y exceso de velocidad. El saldo son miles de motociclistas en hospitales o cementerios cada año, arrastrando consigo a peatones y otros conductores.
Las consecuencias están a la vista. En 2021 murieron 7.270 personas en las vías de Colombia. (1) En 2024 fueron 8.271. Una cifra macabra que sigue creciendo, alimentada por el exceso de velocidad, el alcohol y la imprudencia. Detrás de cada número hay familias destrozadas y vidas que pudieron salvarse.
La movilidad en Soacha y Bogotá no está atrapada solo en trancones: está atrapada en la indolencia oficial. Basta de excusas. Necesitamos control real, sanciones que se hagan sentir, infraestructura segura y campañas permanentes de prevención. La vida de los ciudadanos no puede seguir siendo la variable de ajuste de la negligencia estatal.
Y la Región Metropolitana será ¿actor o espectador?, pues no puede seguir siendo un convidado de piedra. Tiene la competencia en movilidad y transporte, y la obligación de coordinar soluciones reales: mejorar vías, regular el transporte público, controlar la imprudencia y lanzar campañas masivas de prevención. La pregunta es simple y urgente: ¿será la Región Metropolitana un actor real en la protección de la vida en las vías, o se quedará en el papel, repitiendo discursos y promesas?
Entonces todos a trabajar en las soluciones, sin más excusas y demoras.
(1) ANSV presenta balance oficial de siniestralidad vial 2021/
Por: William Marlon López Silva – serviasesori@yahoo.es