Renuncia el director del ICBF

A través de una emotiva carta, dirigida al presidente de la República, Marco Aurelio Zuluaga Giraldo renunció al cargo nacional que venía desempeñando.


A continuación el texto de la carta de renuncia del Director General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar:

Señor Doctor
Juan Manuel Santos Calderón
Presidente de la República

Señor Presidente:

Por medio de la presente me permito presentar renuncia al cargo de Director General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que vengo desempeñando hasta la fecha.

Es mi obligación, en ejercicio de las prácticas de Buen Gobierno, hacer una breve rendición de cuentas sobre los avances y retos planteados durante los ocho meses que estuve al frente de esta importante y en muchos casos desconocida institución.

En primer lugar, logramos que los contratos de aporte por un valor cercano a los 3 billones de pesos al año, se hagan por convocatoria pública y con lineamientos y reglas de operación claras y precisas, buscando un mayor impacto en calidad y oportunidad para los siete millones de usuarios del Instituto. Igualmente, se deja la ruta establecida para que a partir de 2015 estas compras se hagan a través de Colombia Compra Eficiente.

Igualmente, logramos diseñar un nuevo esquema de supervisión a estos contratos, lo cual permite exigir el cumplimiento de las funciones realizadas por los ocho mil operadores en todo el país. Este nuevo esquema de supervisión comenzará a operar en agosto. De otra parte, se incorporaron 63.000 madres comunitarias al mercado laboral formal, decisión sin antecedentes en la historia laboral en el mundo entero, quedando pendiente únicamente la apropiación en trámite ante el Ministerio de Hacienda, del saldo requerido este año, garantizando con esto estabilidad social y económica a 63.000 familias en todo el territorio nacional.

A partir de las discusiones sostenidas a nivel interno con el Consejo Directivo, funcionarios y actores externos, queda pendiente terminar de estructurar las siguientes propuestas de política pública, con el fin de poner al Instituto a tono con las exigencias de la sociedad del siglo XXI y la actual realidad nacional.

En primer lugar, con el actual sistema de nombramiento de Directores Regionales no es posible establecer una línea política institucional única y coherente, puesto que existen factores externos que lo impiden. La propuesta de modificación fue presentada en el último Consejo Directivo.

El número de colaboradores que hay actualmente en el Instituto es de aproximadamente 12.000, siendo la planta de personal de 6.000, y la diferencia se suple con contratos de prestación de servicios anualizados. Por responsabilidad social y respeto institucional con esas familias, la propuesta es ampliar la planta de personal al número requerido para el cumplimiento de la misión institucional. La valoración económica de esta propuesta inicialmente fue favorable y se están ultimando los detalles para su discusión final.

Es claro que la atención a la primera infancia que a través de la estrategia de Cero a Siempre y la atención por las Madres Comunitarias es el mecanismo más idóneo para romper la profunda desigualdad que hay en Colombia con visión de mediano plazo. Por ello, en el último Consejo Directivo se planteó la necesidad de establecer la cifra real para atender la actual cobertura, y con base en ello establecer la demanda total para alcanzar una cobertura universal a la primera infancia, según está previsto en el diseño del próximo Plan de Desarrollo. Cuidado y evaluación especial merece el inventario y diagnóstico que se viene elaborando sobre la infraestructura y construcción de nuevos Centros de Desarrollo Integral en todo el país

Es importante anotar, como se hizo en el último Consejo Directivo, que los recursos asignados con este propósito en nada deben afectar el presupuesto de las otras áreas misionales del Instituto, puesto que las familias, los adolescentes, los niños en protección y en general la población en condiciones de riesgo, requieren igualmente atención y así aportar en la construcción de la vía hacia la paz.

El Instituto, en sus diferentes programas, consume al año casi un billón de pesos en las compras de alimentos, por lo cual rediseñamos unas actividades para impulsar las compras locales a campesinos y pequeños productores en los diferentes departamentos del país. Igualmente se incorporaron en la fórmula de producción de la Bienestarina productos agrícolas nacionales (papa, arroz, quinua, plátano), para propiciar acuerdos con los productores. A la par, es importante utilizar el ciento por ciento de la capacidad instalada de las plantas de fabricación de Bienestarina como un mecanismo para ayudar a combatir el flagelo de la desnutrición en Colombia, dado que es un producto altamente apreciado por las comunidades en riesgo en todo el país.

Por último, el Instituto de manera sistémica ha venido abordando el rediseño de algunos de sus programas y perfilando una estrategia que permita desde el cumplimiento de su misión institucional, leer e interpretar las nuevas realidades urbanas y rurales que generan el posconflicto.

Agradezco a todos los funcionarios del Instituto y a mi equipo de trabajo más cercano, quienes fueron leales en las discrepancias y aportaron en la discusión sobre ese Instituto desconocido que se tiene que dar a conocer a todos los colombianos, propiciando un control social sobre la ejecución de los recursos y virar hacia un Instituto que interprete oportunamente las necesidades de toda la sociedad colombiana. Reconozco los aportes y el apoyo de los miembros del Consejo Directivo en estas discusiones.

Señor Presidente: en mi condición de ciudadano del común, me dedicaré a cultivar la tranquilidad en el alma, a apreciar cada día más la importancia del ocio frente a la brevedad de la vida y a ser un voceador de su propósito superior de la paz, propósito que ha de ser de todos los colombianos.

Con sentimientos de consideración y aprecio,

Marco Aurelio Zuluaga Giraldo

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