Soacha rindió homenaje a Luis Carlos Galán
Un homenaje como desagravio de Soacha a la memoria del desaparecido líder Luis Carlos Galán se rindió esta noche en el parque principal del municipio.
Inicialmente la banda musical dirigida por el maestro Guillermo Escobedo interpretó los himnos de Colombia y Soacha como preámbulo al sencillo acto preparado por la Administración municipal. Posteriormente el alcalde Ernesto Martínez se dirigió a los asistentes argumentando la importancia de aquella visita del 18 de agosto de 1989, donde resultaron muertos el entonces candidato Luis Carlos Galán Sarmiento, el concejal soachuno Julio César Peñaloza y el escolta Santiago Cuervo.
Seguidamente el mandatario municipal colocó una ofrenda floral a los pies de la estatua del inmolado líder, como símbolo de desagravio y reconocimiento a lo que Galán representó para Soacha.
El acto concluyó con la presentación de la Banda Municipal, la cual realizó un mini concierto que finalizó con un toque de Diana especial que recordó el momento exacto del asesinato.
El acto de recordación continuará mañana miércoles 19 a las 7:00 p.m. en el Teatro Sua, con la presentación de un preámbulo musical y posteriormente la premier del documental “El asesinato de Galán”, realizado por HISTORY CHANEL. La entrada es libre.
También se recordó a Julio César Peñaloza
Colombia y Soacha recuerdan el asesinato de Luis Carlos Galán, pero muy pocos hacen memoria de lo que significó el entonces concejal Julio César Peñaloza Sánchez, un hombre que creyó en las ideas de del líder liberal y que también cayó bajo las balas asesinas aquella noche del 18 de agosto de 1989.
Biografía:
Nació en Soacha el 29 de diciembre de 1953 en el hogar de Reinaldo Peñaloza y Donatila Sánchez de Peñaloza. Tuvo tres hermanos y era el segundo de cuatro hijos: Néstor (fallecido), Luis Carlos y Fernando
Se casó con Gloria Mercedes Rojas, con quien tuvo dos hijas: Sandra Paola y Gloria Marcela. Estudió en la escuela Bolivariana, luego en el Colegio Bolívar y finalmente se graduó como bachiller en el Colegio Departamental.
Era un gran deportista; participaba siempre en los juegos escolares, destacándose en la modalidad de velocidad. Participó en Intercolegiados de Soacha y Bogotá, representó a Cundinamarca en los Juegos Nacionales de Cali en 100 metros planos, y jugó fútbol en las divisiones inferiores de Santa Fe y Millonarios.
Ingresó a la Universidad Pedagógica Nacional y se graduó como licenciado en Educación Física en 1984. Trabajó en el Colegio Departamental Integrado de Soacha como docente de Educación Física y fue rector de Bachillerato de la misma institución.
Como político inició en el MOIR en 1971 bajo la dirección de Carlos Bula y Jorge Robledo, después formó parte de la UP y con éste partido llegó al concejo de Soacha. En 1989 de nuevo fue candidato a la misma corporación por el Nuevo Liberalismo en fórmula con Gonzalo Rodríguez Chía.
El día de su asesinato organizó una caravana desde el Tropezón hasta el parque principal; cuando llegó Luis Carlos Galán, él siempre estuvo junto al caudillo liberal, y al momento de subir a la tarima las balas asesinas acabaron con su vida. Murió aquella fría noche del 18 de agosto de 1989 en su tierra, en la Socha que tanto amaba.
Otro final inesperado
Faltaba apenas un año para que las encuestas demostraran lo que ya sugerían: que Galán sería el próximo Presidente. Arrancando 1989 dijo en su primera declaración: «Este año estará sometido a explosivas presiones». Era premonitorio: lo asesinaron el 18 de agosto en Soacha. Pero semanas antes de su muerte, había entrado en un profundo estado de melancolía, fruto de un intento previo para acabar con su vida, que casi lo logran en Medellín.
Consciente de que lo iban a matar, a Galán lo invadió una gran tristeza. Solo mitigada brevemente durante un viaje a Venezuela, donde fue recibido como si ya hubiera sido elegido Presidente. Queda sin respuesta el interrogante de cómo hubiera manejado Galán los toros que le tocó lidiar a César Gaviria.
¿Cómo habría sido el enfrentamiento con Escobar? ¿Qué tratamiento le habría dado a la crisis energética? ¿Se habría opuesto a la privatización y a la apertura? ¿Habría combatido el neoliberalismo? ¿Habría logrado conseguir el acuerdo político que logró Gaviria para hacer la Constituyente?
Son preguntas sin respuesta. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es qué perdió Colombia con la muerte de Luis Carlos Galán: perdió a un líder político, pero antes que nada, perdió a un educador político con ideas renovadoras y con un deseo inmenso de direccionar un país que comenzaba a perder su rumbo.
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