Un año de racionamiento de agua: aprendizajes, retos y lo que aún falta por hacer en Bogotá y la Sabana
A un año de racionamiento de agua, la CAR hace un balance que va más allá de las cifras. La escasez dejó lecciones sobre consumo, conservación y la necesidad de cambiar el enfoque sobre el manejo del recurso hídrico.
El primer año del racionamiento en Bogotá y 11 municipios de la Sabana dejó al descubierto los desafíos que enfrenta la región frente al cambio climático, y puso sobre la mesa la urgencia de replantear cómo se cuida, se consume y se gestiona el agua.
Según Ballesteros, la coyuntura climática de 2024 fue una de las más difíciles de la última década y obligó a gobiernos locales, empresas y ciudadanos a transformar su relación con el recurso hídrico. “El primer año dejó claro que no solo debemos preocuparnos por llevar agua a los hogares, sino por garantizar que el ecosistema que la producción se mantenga sano”, afirmó.
En ese sentido, se destacaron las iniciativas de la CAR que han buscado ampliar la capacidad de los embalses, restaurar ecosistemas de páramo y cuencas abastecedoras, e implementar soluciones basadas en la naturaleza.
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Entre estas se cuentan acuerdos de conservación con comunidades, pago por servicios ambientales y dotación de sistemas de recolección de agua lluvia para uso doméstico.
Sin embargo, advirtió que persisten enfoques equivocados, centrados únicamente en la infraestructura, sin invertir lo suficiente en la sostenibilidad del recurso. También cuestionó las altas pérdidas de agua en los sistemas de distribución, que en algunos casos superan el 30 %. “No tiene sentido racionar mientras una tercera parte del agua se pierde en las tuberías”, señaló.
En su balance, Ballesteros también reiteró la importancia de planear el desarrollo urbano con base en la disponibilidad de agua. «El ordenamiento territorial debe girar alrededor del agua. No podemos seguir creciendo desconociendo los límites que impone la naturaleza«, añadió.
Finalmente, Ballesteros hizo un llamado al sector privado para que asuma una mayor corresponsabilidad en la protección del agua. «El racionamiento nos recordó que sin agua no hay producción ni bienestar. Las empresas deben invertir en procesos como la compra de predios estratégicos o la restauración de microcuencas. Producir conservando debe ser la nueva regla«, concluyó.
Foto: CAR