Presencia de serpientes en Cundinamarca es cada vez más frecuente: así fue la intervención de la CAR

Una llamada oportuna, una intervención cuidadosa y cuatro vidas silvestres regresando a su hogar natural. Así avanza una historia que se repite con frecuencia en Cundinamarca.

La presencia de serpientes en entornos urbanos sigue en aumento en municipios del Tequendama, donde los procesos de expansión urbana han llevado a que especies silvestres como las boas constrictoras busquen refugio en zonas habitadas.

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En los últimos días, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) adelantó el rescate de cuatro ejemplares de esta especie en los municipios de La Mesa y Anapoima, los cuales fueron posteriormente reubicados en su hábitat natural, a una distancia segura de las áreas pobladas.

Tres de las serpientes, una de ellas de gran tamaño, fueron halladas en distintos puntos del casco urbano de La Mesa, mientras que una cuarta, de aproximadamente dos metros de longitud, fue encontrada al interior de una institución educativa en Anapoima, gracias al oportuno aviso del personal administrativo.

“Es fundamental que la comunidad entienda que estos animales no representan una amenaza directa si se les respeta”, explicó Nidia Cruz, directora regional de la CAR, quien recalcó que las serpientes suelen aparecer en sectores intervenidos por el hombre debido a la urbanización acelerada y la pérdida de su hábitat.

Desde 2023, la entidad ha logrado reubicar cerca de 186 ejemplares de boa constrictor en esta zona del departamento. No obstante, es posible que algunas hayan sido registradas más de una vez, dada la alta movilidad de la especie.

Con el fin de mejorar la gestión y el seguimiento de estos animales, la CAR avanza en mesas de trabajo con expertos de la Universidad Nacional, el Ministerio de Ambiente, la Gobernación de Cundinamarca y las secretarías municipales, para diseñar protocolos de marcación, fortalecer la capacitación de los equipos de rescate y promover proyectos de investigación sobre su comportamiento y distribución.

Estos estudios permitirán identificar el origen de los ejemplares, su ritmo reproductivo, alimentación, proporción de machos y hembras, así como los posibles desplazamientos de serpientes que podrían provenir de otras regiones.

Además, el conocimiento científico facilitará la caracterización de las poblaciones locales y el desarrollo de estrategias más eficaces para su manejo, reduciendo conflictos con las comunidades y optimizando los recursos destinados a su protección.

Aunque las boas no son venenosas, su mordedura puede causar dolor, inflamación o infecciones, por lo que las autoridades insisten en no intentar manipularlas. Según el Instituto Nacional de Salud, en Colombia existen más de 300 especies de serpientes, y solo el 16% son venenosas. Las boas, por su parte, cumplen un papel ecológico fundamental al controlar poblaciones de roedores y otras especies que pueden convertirse en plagas.

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La CAR recuerda a la ciudadanía que ante cualquier avistamiento o hallazgo de fauna silvestre se debe mantener la calma y contactar a los expertos en la línea 24/7: 316 524 4031.

Foto: CAR Cundinamarca

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