Abogado venezolano radicado en Soacha reúne evidencias de desalojo de compatriotas

Alexis Goapache, de 41 años, tuvo que migrar a Colombia por la misma razón que muchos de sus connacionales. “Soy abogado especialista en Derechos Humanos con Maestría en Derecho Laboral, sin embargo, esta carrera ya no se puede ejercer en Venezuela, por eso partí”.

Oriundo  del estado de Aragua, uno con los índices de delincuencia más altos. “Conseguir el pasaporte es muy caro, cuesta una millonada, pero igual decidí viajar a Colombia con mi hijo de 9 años”. Eso fue en octubre del año pasado.

Dice que llegó directo a Soacha porque ya tenía familiares viviendo en el municipio. “Tenía algún dinero ahorrado pero, por el momento, hago lo que toque: siembro matas, barro, vendo hamburguesas o perros calientes. Todo con tal de tener algún ingreso”.

Para él, Soacha es atractivo por zonas como Ciudad Verde en donde se puede vivir bien con algo de calidad de vida y sin el costo de la capital. “Acá dicen que este es el estrato seis de Soacha. Tengo compañeros en Bogotá que pagan el doble o el triple por una zona buena. Yo creo que el bajo costo de los arriendos y los servicios atrae”.

Pero Alexis dice que las posibilidades de trabajo no son tan buenas. Él, por ejemplo, también es tecnólogo en informática y los trabajos en esa área le han salido en la capital.

De todos los episodios duros de la vida en Colombia, la xenofobia es sin duda lo más desesperanzador para esta población. “A mi hijo y a mi sobrino les gritan venecos e improperios, los sacan de los parques. Ya he tenido que poner denuncias al respecto. El último inconveniente fue tan fuerte que mi hermana decidió devolverse a Venezuela. Cada día la agresividad era mayor”, contó Alexis.

Sabe que parte de ese fenómeno social responde al miedo por los actos delincuenciales de algunos venezolanos. “Tristemente tengo que aceptarlo, hay connacionales que sí vienen con esa intención, pero hay muchos otros que no. Hay gente que viene a hacer los males y esa gente daña nuestra imagen”. La generalización ha afectado a los migrantes en todo el mundo y en todas las épocas de la historia.

Alexis cuenta que su situación, aunque dura era estable, pero cambió con la llegada de la pandemia. “El último trabajo que tuvimos comenzábamos a las 9 de la mañana y terminábamos a la 1 de la mañana del día siguiente. Nos pagaban muy bien y eso nos permitió tener una reserva de dinero, aunque eso ya se nos está acabando”.

Por fortuna, su arrendadora ha sido consciente de la situación pero su familia también se quedó sin trabajo y ya se vio en la obligación de pedirle a Alexis que le cancele lo adeudado. La renta cuesta 450.000 pesos mensuales.

Él ha contado con suerte pero muchos de sus compatriotas han sido expulsados de sus hogares y por eso Alexis reúne esas denuncias para ponerlas en conocimiento de las autoridades. “De forma arbitraria han sacado gente que lleva uno o dos años pagándoles el arriendo correctamente y ahora los sacan a la calle, los maltratan”.

Lo peor, cuenta el abogado, es que a algunos los acusan de delitos falsos para denunciarlos a la policía y expulsarlos más fácil. “Yo les digo a los colombianos que el Covid-19 ha afectado a toda la población mundial y nosotros no somos la excepción. Es una situación de fuerza mayor para todos”.

Fuente: Carol Malaver
Subdirectora sección Bogotá, eltiempo.com

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