Entre la miseria y la indigencia de la cultura

En días pasados este portal dio a conocer a la opinión pública de Soacha el inminente cierre de las instalaciones de la Biblioteca Pública de Colsubsidio, ubicada en los predios de la Universidad de Cundinamarca, lugar que se había constituido en el único centro de irradiación de la cultura del municipio mediante la realización de diversas actividades, que en una tarea quijotesca emprendió desde sus inicios la ex directora Miryan Cervera y sus ex colaboradores. Y digo que ex porque el cierre lamentablemente también cobró sus “víctimas” en términos de empleo.


Tal hecho se veía venir desde hace más de un año cuando en este mismo espacio denunciaba el 17 de febrero de 2012 el lamentable estado de postración y abandono en el que se ha mantenido históricamente la actividad cultural en el municipio.

Los verdaderos afectados por tal decisión son los numerosos grupos de niños de preescolar y primaria que cotidianamente visitaban las instalaciones en compañía de sus maestros, los cuales los ponían en contacto con los libros para estimular e incentivar su curiosidad, así como el gusto y el amor por la lectura. Del mismo modo la rutinaria presencia de jóvenes y adultos que diariamente alegraban con su presencia, sus inquietudes y su sed de conocimiento las instalaciones de la biblioteca, hacían presumir que ese espacio pronto sería insuficiente por la demanda de una creciente población universitaria.

Pero como solo en Soacha ocurren los hechos más insólitos que el sentido común puedan admitir, durante la misma semana en la que se anunciaba el cierre de la Biblioteca, por otro lado se publicitaba la visita del presidente Santos y la ministra de Educación María Fernanda Campo a Soacha para inaugurar las instalaciones del mega colegio “Bienestar para todos” y la realización del lanzamiento de la campaña nacional “Todos a aprender” durante la que el jefe de Estado entregaría cerca de 34.000 textos a los niños de Soacha, de un total de 18 millones que se donarán en todo el país y que “harán un país mas justo”.

En honor a la verdad y como reconocimiento a quienes desde este espacio han venido realizando diferentes estrategias, programas y proyectos para que los niños y jóvenes se acerquen y se enamoren de la lectura, se debe registrar con preocupación que este espacio, que cubrió con creces la ausencia histórica de un escenario municipal para el desarrollo de la actividad cultural, se cierra porque los dirigentes políticos que han administrado el municipio, con contadas excepciones, han sido proclives a mantener a los ciudadanos lejos del conocimiento y bien cerca de la ignorancia.

La Casa de la Cultura, que ni nombre tiene, como se conocen las instalaciones donde actualmente funcionan las dependencias de la Secretaría de Educación, cuya construcción fue supuestamente erigida con el fin de convertirla en el centro de la cultura local, hoy son el escenario del olvido de la memoria histórica y de la ausencia de identidad local.

En esas instalaciones como decía, ha funcionado a duras penas algo que es difícil llamar biblioteca, porque prácticamente no tiene libros para cubrir los diferentes niveles de la demanda de consulta de los usuarios, una biblioteca donde por otra parte no se hace una suscripción a un periódico o a una revista cultural durante los últimos seis o siete años, donde el tiempo de uso de los computadores está restringido por la demanda y la insuficiente oferta de equipos, donde se ponen toda suerte de trabas y requisitos para que la gente pueda ingresar, donde no existe el préstamo a domicilio de libros y donde generalmente el espacio ha sido utilizado como lugar de capacitación para los funcionarios públicos o como centro de la organización electoral local, razón por la cual mantiene más cerrada que cumpliendo la verdadera misión para la cual fue construida, aunque pésimamente mal dotada.

Como si este desastroso estado de cosas fuera poco, la Dirección Municipal de Cultura solo ha sido escenario en numerosas ocasiones de disputas por los cargos burocráticos, la contratación dudosa para la realización de actividades como ocurrió a fines del año pasado, todas ellas lideradas en la mayoría de los casos por directores que poco o nada han tenido que ver con el desarrollo de la cultura como elemento fundamental de integración y generador de identidad local, siendo los intereses personales y políticos los que han primado sobre las necesidades culturales de los ciudadanos.

Han pasado casi siete años desde que el Concejo Municipal de Soacha estableció el Sistema Municipal de Cultura y el Consejo Municipal de Cultura. En esos siete años además se realizaron dos procesos de diagnóstico con una gran inversión para identificar todas las expresiones y organizaciones que promueven y ejercen la actividad cultural en el municipio. Por su parte el acuerdo N° 55 de 2008, debatido por el Concejo Municipal, aprobó la organización de una agenda cultural independientemente de la existencia o no del Sistema y el Consejo Municipal de Cultura.

Como si fuera poco durante los procesos de construcción del Plan de Desarrollo de las anteriores administraciones, se han incorporado numerosas propuestas sin que hasta la fecha se hayan ejecutado la gran mayoría de ellas.

Sin embargo, la creación de esos mecanismos y la normatividad desarrollada para afianzar y fortalecer esos procesos, no ha sido posible poner en marcha ninguno de ellos. Lo realizado hasta ahora, ha sido producto del esfuerzo de varios grupos del municipio que tienen procesos de trabajo, pero no tiene recursos ni mucho menos articulación a proyectos estructurados, planificados y financiados institucionalmente.

No obstante la esporádica voluntad del Consejo Municipal para contribuir a sacar de la postración y la indigencia al sector de la cultura, no ha sido posible organizar el sector ni mucho menos desarrollar proyectos culturales con la continuidad necesaria para proyectar la actividad cultural en el ámbito departamental y nacional.
Algunas razones que me permitiré exponer a continuación podrían aportar al debate y a dar luces en tan controversial asunto:

1- El escaso interés por la actividad cultural de la mayoría de los concejales han sido francamente preocupante, pues la actividad en términos de cargos, contratación y de ganancias no llama o llama muy poco la atención y el interés de nuestros honorables concejales.

2- El sector cultural ha sido un sector marginal en los programas de gobierno y los planes de desarrollo de casi todas las administraciones.

3- La Dirección de Cultura se ha constituido en un espacio donde esencialmente se pagan favores políticos recibidos por alcaldes y concejales.

4- La Dirección de Cultura ha sido una verdadera pasarela de directores ineptos y funcionarios donde sus fugaces nombramientos han impedido desarrollar proyectos de mediano y largo alcance.

5- Aparte de los recursos provenientes de la estampilla pro cultura, aprobada por el concejo municipal, el presupuesto ha sido extremadamente exiguo por no decir que inexistente.

6- Los espacios para la realización de las prácticas culturales, o están en obra negra como el auditorio de la “Casa de la Cultura” desde hace 12 años, o les han cambiado su uso para actividades distintas a la cultura como ha ocurrido con la biblioteca pública que se convierte periódicamente en una subsede de la Registraduría Municipal, o el Teatro Sua, el cual se utilizó para el ejercicio espiritual de una reconocida confesión religiosa de una ex primera dama durante los últimos años.

7- Los procesos de formación de las escuelas y sobre todo la vinculación de los docentes, pasan verdaderos viacrucis, pues cuando no funcionan por los trámites burocráticos relativos a su contratación, no funcionan porque los espacios se destinan a otras actividades diferentes a la cultura.

8- Durante los últimos años la disputa por el control de la Dirección de Cultura, o al menos la disputa por el predominio de la influencia sobre la Dirección por parte de diferentes grupos culturales, ha sido la principal característica de la gestión realizada donde ha prevalecido el interés de los grupos sobre el interés general y el interés individual de algunos miembros sobre el interés colectivo de la comunidad.

9- Estas prácticas obran en sentido contrario al espíritu que debe prevalecer en la actividad cultural, cual es el reconocimiento del otro, la tolerancia, la diversidad, el fortalecimiento de la identidad, el sentido de pertenencia, el respeto, la participación y el humanismo.

10- No obstante existir el acuerdo 55 de 2008 que establece la organización de la agenda cultural, el balance de entonces a hoy es francamente pobre.

11- No se conocen los resultados ni la gestión de recursos del orden departamental, nacional y mucho menos del internacional, adelantado por los distintos directores si es que han adelantado alguno y que han estado al frente de la Dirección de Cultura en los últimos años.

12- Los logros individuales, por demás escasos en la actividad literaria y los éxitos colectivos alcanzados por la banda municipal en diferentes eventos, son más fruto del esfuerzo personal, el talento, la creatividad, el sentido de identidad y pertenencia, que de los esfuerzos institucionales y de quienes contra todas las dificultades, hacen ingentes esfuerzos para asistir, participar y representar con vergüenza y dignidad al municipio.

13- El estímulo, el reconocimiento y el apoyo a los artistas que se destacan a nombre del municipio con suficientes méritos, es absolutamente inexistente.

14- Que dado el estado de miseria e indigencia que ha caracterizado la gestión cultural del secretario de educación Juan Miguel Méndez Molano, pone en evidencia que su concepto de cultura es tan miserable e indigente como los resultados de su gestión cultural misma.

El panorama, como se puede colegir de las razones anteriormente expuestas, no puede ser más desalentador y sombrío. Es, ni más ni menos que la expresión fehaciente de la verdadera miseria e indigencia en la que ha vivido la cultura en nuestro municipio.

angelhumbertotarquino@yahoo.es

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