Los inusuales usos de los animales

Los pedazos de animales que no acaban en el plato, terminan transformándose en productos de uso diario, de manera que se juega «tennis» con las vacas y hay peces en la cerveza.


Suponemos que la mayoría de los productos que usamos en el día a día están hechos artificialmente. Sin embargo, muchos artículos de hoy en día todavía utilizan partes de los animales como componente principal. Numerosas compañías encuentran innovadoras maneras de asegurarse de que ningún pedacito del animal se desperdicia.

Desde partes de oveja escondidas en el jabón, hasta sospechosos ingredientes de las cervezas. Éste es el extraño y maravilloso mundo de los subproductos animales, en el qué dedicadas empresas han ideado astutas maneras de tomar las incomestibles partes de animales como vacas, cerdos y ovejas, para usarlas y hacer fascinantes productos de consumo.

-Intestinos deportivos

En Norfolk, Inglaterra, una empresa de este tipo colecta intestinos de vaca de los mataderos locales y los transforma en cuerdas naturales que son las favoritas de muchos de los mejores jugadores de tenis del mundo. «Se necesitan como unos cuatro intestinos de vaca para una raqueta normal,» explica Rosina, encargada de Producción. Para producir las cuerdas, los intestinos de la vaca son limpiados y cortados en tiras de 12 metros antes de ser tratados químicamente para su conservación. Cada cuerda esta formada por 15 tiras individuales que se hilan muy tensamente para que se unan antes de ser secadas en una habitación húmeda que previene su rotura.

Es un minucioso proceso que requiere de seis semanas desde que empieza hasta que acaba pero, según Rosina, la espera vale la pena.
«Con la cuerda sintética, cuando la raqueta golpea la pelota, ésta se estira y se mantiene extendida. Debido a que el intestino tiene memoria natural, siempre trata de volver a su forma original, de manera que absorbe el golpe mucho más y reduce el riesgo de sufrir codo de tenista».

La compañía, que ha estado ejerciendo este inusual negocio por más de 100 años, también usa la misma técnica para producir cuerdas para arpas y otros instrumentos.

-Pezuñas contra incendios

Los intestinos son tan sólo una de las muchas partes de la anatomía de la vaca a la que se le puede dar un valioso uso.

Desde que nos alimentamos de res, la piel de la vaca se ha transformado en cuero a través de un proceso de curtido. Los huesos del ganado, transformados en fina porcelana, han encontrado su función en los más delicados juegos de te y vajilla imaginables.

En una de las últimas innovaciones, las pezuñas de vaca también forman parte de un importante producto. Una proteína llamada keratina, extraída de las pezuñas, es usada para hacer extintores de incendios especialmente utilizados por equipos de bomberos y rescate en aeropuertos.

La espuma es específicamente diseñada para apagar el fuego de altísima temperatura e intensidad que provoca el combustible de los aviones al quemar.

La keratina ayuda a unir las burbujas de la espuma formando una duradera capa que hace que ésta no se desintegre al impactar con el fuego y ayuda a apagar las llamas de una manera mucho más efectiva.

«No me importa mucho de dónde proviene», dice el bombero Simon McRae. «Es una buena barrera entre el fuego y yo, así que mientras me mantenga a salvo lo utilizaré, no tengo ningún problema».

-Pescado en la cerveza

La vaca no es el único animal a cuyas partes «sobrantes» se les da buen uso, y no todos estos subproductos provienen de los mamíferos.

La ictiocola es un producto usado en la industria cervecera como agente de mejora en algunas cervezas, ayudando a asegurar que la bebida sea clara y no turbia.

Ésta hace usando un órgano llamado vesícula biliar, encontrado dentro de algunas especies de pez. Cuando se infla, la vesícula le ayuda al pez flotar y a mantenerse vertical en el agua. Históricamente, las vesículas biliares eran extraídas del esturión beluga.

«Se cree que la palabra inglesa de ictiocola, «isinglass», es un anglicismo de la palabra holandesa ‘huizenblas’, que significa «vesícula de esturión», cuenta el cervecero e historiador Peter Haydon.

Hoy en día, el esturión está en peligro, así que la mayoría de vesículas se obtienen de otras especies de pez, incluyendo el siluro Vietnamita.

Para conseguir ictiocola, las vesículas se tienen que secar, esterilizar y cortar con ácido para producir una pasta o líquido que se añade al barril durante las etapas más tardías de la elaboración de la cerveza. Esto ayuda a que la levadura que se usa para hacer la cerveza se torne en sedimento.

La ictiocola es una forma muy pura de colágeno, y son las moléculas de colágeno más largas y fibrosas las que ayudan a acelerar proceso de sedimentación natural, atrayendo a las moléculas de levadura.

La levadura y el colágeno combinados forman partículas más grandes, las cuales caen más rápidamente al fondo del barril, dejando el líquido de la parte superior más claro de manera más rápida.

El hecho de si la substancia del pescado acaba, o no, en el vaso todavía es un tema muy discutido. Los estudios han mostrado que, en la mayoría de los casos, la ictiocola es indetectable en el producto final. Aunque en cervezas no filtradas, si son servidas de demasiado cerca del fondo del barril, se pueden encontrar cantidades diminutas.

En cualquier caso, éste es uno de los muchos ejemplos de la manera en la que hemos aprendido a sacar provecho de las propiedades naturales inherentes en las partes de los animales que comemos y que, en caso contrario, se desperdiciarían.

Fuente: Fauna colombiana. org

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