La modernización de dos hidroeléctricas clave marca un nuevo capítulo para la energía en Cundinamarca

En un país como Colombia, donde cerca del 70% de la energía proviene de fuentes hídricas, estas intervenciones no son un lujo, sino una necesidad.

Los procesos de modernización de grandes centrales hidroeléctricas suelen generar debate. Por un lado, representan inversiones de gran magnitud que requieren planeación, mano de obra especializada y paradas operativas que, si no se gestionan bien, pueden poner en riesgo el suministro de energía. Pero, por otro, son la base para garantizar la confiabilidad del sistema eléctrico, optimizar equipos que llevan décadas funcionando y prolongar la vida útil de activos estratégicos.

En este contexto, Enel Colombia completó en agosto una de las intervenciones más importantes de los últimos años en dos de sus centrales: El Paraíso y La Guaca, ubicadas en el municipio de El Colegio (Cundinamarca).

Las plantas, que forman parte de la cadena hidroeléctrica del río Bogotá, suman 600 megavatios de capacidad instalada y representan alrededor del 3% de la demanda energética anual del país. Su papel es estratégico no solo por el volumen de energía que generan, sino porque son un pilar para la estabilidad del sistema eléctrico en la región oriental, incluyendo a Bogotá, donde se concentra gran parte del consumo nacional.

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Para llevar a cabo la modernización de estas centrales, Enel destinó una inversión superior a siete millones de euros. Se trató de un mantenimiento mayor, de esos que solo se realizan cada 15 años debido a su complejidad y al nivel de detalle requerido. Durante cerca de un mes, ambas plantas detuvieron por completo sus operaciones para que los equipos técnicos pudieran ejecutar cada una de las acciones planificadas.

En total, participaron alrededor de 600 trabajadores, entre ingenieros, técnicos y especialistas en diversas áreas. Un dato relevante es que más del 35% de esa fuerza laboral provino de la zona de influencia, en municipios como El Colegio, San Antonio del Tequendama, Sibaté y Soacha, lo que significó un impacto positivo en términos de empleo y dinamización económica local.

Aunque la detención de dos hidroeléctricas de esta magnitud podría sonar riesgosa, el sistema eléctrico nacional estuvo preparado. Gracias a la planeación anticipada, la demanda fue atendida con el resto del parque generador, lo que evitó afectaciones para los usuarios. Este aspecto fue clave para demostrar la capacidad del sistema de responder a contingencias y programaciones de gran escala.

En la Central El Paraíso, una de las tareas más destacadas fue el reemplazo de la subestación GIS, en coordinación con Enlaza, filial del Grupo de Energía de Bogotá. Esta infraestructura es la encargada de conectar las unidades de generación con el Sistema Interconectado Nacional, y tras su actualización se convirtió en la más moderna del país.

La relevancia de esta acción radica en que el centro de Colombia enfrenta actualmente limitaciones para atender la creciente demanda energética, debido a retrasos en proyectos de transmisión eléctrica. Con este cambio, se dio un paso firme hacia la confiabilidad del sistema.

Además, en esta central se adelantó el mantenimiento de válvulas esféricas, piezas vitales que permiten o impiden el paso del agua hacia las turbinas, y se ejecutaron revisiones exhaustivas al sistema de control de olores asociados al río Bogotá. Este sistema incluye componentes como el tanque de aquietamiento, los sistemas de extracción, biofiltros y ecofiltros, cuya operación busca minimizar los impactos ambientales en las comunidades cercanas.

En la Central La Guaca, el mantenimiento se centró en el cambio de seccionadores, equipos que sincronizan la generación con la red nacional, y en el reemplazo del bobinado del rotor, que es el encargado de producir el campo magnético necesario para inducir el voltaje en el proceso de generación. También se intervinieron válvulas esféricas, garantizando su óptimo funcionamiento.

La modernización no se limitó a las centrales. En los túneles y tuberías de conducción se realizaron inspecciones internas y externas, limpieza y aplicación de pintura anticorrosiva en un tramo de la tubería de carga que conduce el agua hacia La Guaca. Finalmente, en el embalse El Muña, pieza clave en la cadena del río Bogotá, se ejecutaron trabajos en la llamada Torre Granada, una estructura sumergida que cumple la función de evitar que sedimentos ingresen al proceso de generación.

Para Enel, este proyecto marcó un hito. “Como una de las empresas generadoras más importantes del país, reiteramos nuestro compromiso con el sistema eléctrico. Este año apostamos por la actualización y mejora de estas dos hidroeléctricas de gran relevancia para la región oriental, a través de una inversión robusta que garantiza su funcionamiento adecuado. Con la creciente demanda, era necesario realizar este mantenimiento mayor”, explicó Juan Carlos Grosso, subgerente de Operación y Mantenimiento de Enel Colombia y Centroamérica.

Por su parte, Fredy Zuleta, gerente general de Enlaza, resaltó la relevancia de la modernización de la subestación GIS en El Paraíso: “El centro del país afronta dificultades para atender la demanda de energía, en parte por los inconvenientes en proyectos de transmisión. La modernización de este activo era fundamental para contribuir a la confiabilidad del sistema”.

Un aspecto clave de la modernización fue la inclusión de mano de obra local. Esto no solo redujo costos logísticos, sino que fortaleció la relación de la empresa con las comunidades cercanas, al generar ingresos y empleo temporal en municipios de Cundinamarca. Además, Enel implementó protocolos de seguridad estrictos para proteger tanto a los trabajadores como a las comunidades alrededor de las plantas y del embalse El Muña.

La compañía también aseguró que las medidas adoptadas durante el proceso garantizaron la estabilidad estructural de las centrales, minimizando cualquier riesgo operativo o ambiental.

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La modernización de El Paraíso y La Guaca representa un paso significativo en la estrategia de Enel Colombia para fortalecer la confiabilidad energética del país. Estas plantas, que llevan décadas aportando energía limpia, ahora cuentan con equipos renovados y listos para responder a los retos de una demanda creciente.

Con estas intervenciones, Enel no solo refuerza su posición como uno de los mayores generadores de energía en Colombia, sino que también contribuye a la transición hacia un sistema eléctrico más moderno, seguro y sostenible.

Foto: Enel Colombia

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