Microtráfico en Soacha, ¿Qué hacen las autoridades?
No es secreto decir que hay sitios que se convirtieron en nidos del microtráfico en Soacha, el corredor entre Unisur y la calle 22 es uno de ellos.
La venta y consumo de drogas en el municipio no es un fenómeno nuevo y en sitios como el parque principal es un secreto a gritos, con el agravante que las autoridades no hacen nada. Sin embargo, el fenómeno del microtráfico en Soacha aumenta y se extiende a otras zonas de la ciudad.
Desde que iniciaron las protestas y las concentraciones de público en el puente del Tropezón o calle 22, paralelamente comenzaron las denuncias sobre consumo y venta de estupefacientes en este sector de la autopista Sur.
El tiempo fue pasando y cada día los residentes de barrios aledaños, como Camilo Torres, Porvenir, El Sol e incluso de la zona de bares y urbanizaciones vecinas, se quejaban con más frecuencia por el consumo y venta de estupefacientes.
“El puente del arco se volvió un metedero de vicio tremendo, eso es a toda hora del día, pero después de las 5:00 p.m. hasta tarde de la noche, da miedo, incluso se han presentado muchos robos porque esos muchachos drogados salen a hacer lo que sea sin temor alguno”, denunció un residente del barrio Camilo Torres.
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Lo delicado es que consumen ante los ojos de peatones, ciclistas, usuarios del transporte, niños, jóvenes, ancianos, en fin, y no se ven acciones de las autoridades para atacar el fenómeno.
Isaías es un señor de 48 años que reside en la zona y asegura que todos los días hay venta y consumo de drogas en Soacha, sin que la policía se preocupe por controlar el fenómeno. “Yo debo utilizar mi bicicleta varios momentos del día, me toca desplazarme desde la calle 13 hasta Unisur, y créame que esto da miedo, es un consumidero tremendo, apenas huele a marihuana y a bazuco, y uno ve cuando prenden las colillas para fumar, es en todo el trayecto”, dijo.
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Lo insólito es que todos los que residen o caminan la zona lo saben, es un secreto a gritos, pero parece que la Policía y la misma alcaldía no se dan cuenta. “El lío es que prenden esos chicotes ante los ojos de todos, y ese olor se vuelve aburridor por ratos. Si ellos quieren envenenarse y fumar, pues que lo hagan en sus casas, pero no donde hay niños, mujeres y gente de bien”, puntualizó Esther, otra residente del sector.
Ahora el llamado es para las autoridades, que se apersonen del problema de microtráfico en Soacha y controlen el consumo de estupefacientes en este tramo de la autopista sur, entre Unisur y la calle 13, aunque las quejas coinciden en que el fenómeno es más fuerte entre el Tropezón y el puente de San Mateo.
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