Programa de la CAR busca mejorar el servicio de agua en Cundinamarca: ponen plazo para inscribirse

En las montañas de Tequendama, donde el agua baja limpia desde las quebradas y es recogida por manos campesinas para abastecer a comunidades enteras, muchos acueductos rurales operan sin el respaldo técnico necesario para garantizar que lo que llega a las casas sea completamente seguro.

Lo anterior es una realidad que se repite en otras zonas como Sumapaz, Soacha y Alto Magdalena, está a punto de cambiar gracias a una iniciativa que busca transformar el acceso al agua potable en los rincones más apartados de Cundinamarca.

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Se trata de Agua Vida Rural, un programa liderado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), en alianza con la Gobernación de Cundinamarca y Empresas Públicas de Cundinamarca (EPC), que busca brindar acompañamiento técnico a los acueductos veredales, asociaciones de usuarios y juntas de acción comunal que aún luchan por cumplir con los requisitos legales y sanitarios exigidos por la normatividad vigente.

En una primera etapa, la convocatoria dirigida al Grupo A superó las expectativas: más de 140 acueductos se postularon para ser parte del proyecto. Ahora, el turno es para el Grupo B, conformado por las provincias de Alto Magdalena, Sumapaz, Tequendama y Soacha, donde las inscripciones estarán abiertas hasta el 31 de julio de 2025.

Este es un llamado importante para las comunidades rurales que quieren avanzar hacia la legalización y asegurar la calidad del agua que consumen sus familias. Agua Vida Rural les dará las herramientas para hacerlo”, explica Carlos Gutiérrez, director del Laboratorio Ambiental de la CAR, entidad que liderará los análisis de laboratorio y las tomas de muestra en campo.

Los interesados pueden inscribirse a través de la página oficial de la CAR y acceder al respaldo técnico de la Dirección de Laboratorio e Innovación Ambiental, que realizará estudios fisicoquímicos y microbiológicos en los puntos de captación del agua.

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Más allá del cumplimiento normativo, el propósito es claro: proteger la salud pública, fortalecer la sostenibilidad hídrica y garantizar que, desde las veredas, el agua que llega a los hogares sea realmente sinónimo de vida.

Foto: CAR Cundinamarca y Freepik

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