Todos y todas?, o simplemente todos…
Muchas personas y organizaciones, especialmente de izquierda, jóvenes y de mujeres, se complican la vida y maltratan el lenguaje al usar en sus discursos o comunicados las palabras ‘todos y todas’, cuando buscan dirigirse a un grupo donde están presentes hombres y mujeres. Pues bien, la Real Academia de la Lengua dijo tajantemente que sólo se debe usar el término ‘todos’.
De entrada les cuento que el término ‘todos y todas’ no es más que un latiguillo lingüístico inventado por personajes y organizaciones de izquierda para supuestamente utilizar un lenguaje incluyente con el sexo femenino. Por ejemplo, es usual en los discursos de la presidente de Argentina Cristina Fernández, o del actual mandatario de Venezuela Nicolás Maduro, e incluso de personajes que representan organizaciones juveniles, de estudiantes, mujeres y todo aquel que pretenda mostrar inclusión ‘sexista’, utilizar términos como todos y todas, presidente y presidenta, juez y jueza, alumnos y alumnas, maestros y maestras… en fin.
Lo que tal vez ninguno de ellos hizo, incluyendo a la señora Fernández de Kirchner, fue averiguar el alcance de la palabra ‘todos’, la cual incluye tanto a hombres como a mujeres, teniendo en cuenta que es un adverbio de cantidad y que el lenguaje castellano es tan claro en este aspecto que, incluso, la Real Academia Española RAE le tocó pronunciarse frente al tema, a través de un documento escrito por Ignacio Bosque denominado ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’.
En el documento, suscrito además por 26 académicos de la RAE, la institución llamó la atención por el uso creciente del latiguillo lingüístico ‘todos y a todas’, utilizado generalmente en América Latina. Bosque argumenta que no se necesita modificar el uso del idioma para huir del sexismo y tampoco hay que pasar al género femenino el nombre de algunas profesiones, incluso afirma que «el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical español” y que no tiene sentido forzar las estructuras lingüísticas. «No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños», afirma.
Bosque critica duramente a ciertos organismos que han salido a cuestionar la posición de la RAE y luego de analizar las expresiones que habría que suprimir, por recomendación de esas organizaciones -que en la mayoría de los casos no consultaron a lingüistas- teme por el empleo de expresiones ‘sexistas’ como ‘los reyes’, ‘mis tíos’ o ‘sus suegros’, donde no se contempla la ‘visibilidad’ de la mujer.
Tras criticar y resaltar la nula practicidad del ‘desdoblamiento’ genérico -como el citado ‘todos y todas’- para evitar la supuesta caída en el sexismo, así como el uso indebido del símbolo ‘@’ para superponer el uso femenino de la ‘a’ y el masculino de la ‘o’, el lingüista descartó de tajo estas posibilidades, lo que significa que es un error garrafal escribir palabras como l@s ni@s o l@s indignad@s.
Analicemos la frase ‘Todos los colombianos vamos a homenajear a Falcao’. A caso, habría que alargarla diciendo ‘Todas las colombianas y todos los colombianos vamos a homenajear a Falcao’? La palabra ‘todos’ y el gentilicio ‘colombianos’ de la primera oración están empleados como uso genérico. ¿Por qué?, pues porque en español el género no marcado es el masculino y el marcado, el femenino. Por eso, en la designación de seres animados, los sustantivos y adjetivos de género masculino no solamente se usan para referirse a individuos de ese sexo, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin diferencias de sexo; cuando se dice ‘El oso es un animal plantígrado’ se está indicando, tanto al macho como a la hembra. Lo mismo en ‘Los maestros hicieron huelga en reivindicación de su dignidad’, se está involucrando a los docentes de ambos sexos.
Pero la confusión no es sólo con el latiguillo lingüístico ‘todos y todas’. Se maltrata y se usa mal el lenguaje en muchos casos donde se confunde género con ‘sexismo’. El género sirve para diferenciar el sexo de una palabra como niña, gato, alcalde, león, entre otros, pero a algunos sustantivos que designan seres sexuados les corresponde más de un género y entonces, la información la obtenemos a partir de un adjetivo o de un determinante (el/la cónyuge; el/la pianista; el/la testigo).
En las lenguas románicas y también en las de otras familias lingüísticas se usa el plural masculino para designar a todos los individuos de la clase o grupo que se menciona, sean varones o mujeres. De eso se trata el uso genérico.
Ahora. Pensemos en las repercusiones prácticas que tendría el mal uso del lenguaje en la vida cotidiana. Si obedecemos esta tendencia de diversificación de géneros gramaticales, habría que cambiar las designaciones de ‘Día del niño’, ‘Día del maestro’, ‘Día del amigo’, por ejemplo, para dar cabida a ‘Día del niño y de la niña’, ‘Día del maestro y de la maestra’, ‘Día del amigo y de la amiga’.
Debería entonces modificarse también los avisos en las escuelas y colegios del lugar donde se congregan los docentes, ‘Sala de profesores y profesoras’, y los refranes ‘El zorro sabe por zorro, pero más sabe por viejo’, por ‘El zorro y la zorra saben por zorro y zorra, pero más saben por viejo y por vieja’, ó ‘El perro y la perra son el mejor amigo y la mejor amiga del hombre y de la mujer’. También habría que reformular dichos como ‘El vivo vive del zonzo y el zonzo de su trabajo’ por ‘El vivo y la viva viven del zonzo y de la zonza, y el zonzo y la zonza de su trabajo’, o cambiar frases muy comunes: ‘Ante cualquier duda, consulte a su médico’ por ‘Ante cualquier duda, consulte a su médico o su médica’.
¿Y presidente y presidenta?
Pareciera que el fallecido presidente Chávez, la presidente Cristina Fernández y todos aquellos que insisten en utilizar ‘sexismos’, no han averiguado las raíces y el significado de las palabras que usan.
El género de los sustantivos no es predecible. Nada hay en los sustantivos ‘escritorio’ o ‘ventilador’ que los haga masculinos. Tampoco hay algo en los sustantivos ‘impresora’ o ‘cuchara’ que los haga femeninos. Por ello, debemos tener en cuenta que el género de los sustantivos es convencional.
No obstante, los sustantivos tienen que clasificarse en un género cuando se combinan con otras palabras. Por ejemplo, ‘la’ computadora, ‘el’ televisor.
Entonces, cuando hablamos de ‘presidente’ (participio activo) como termina en ‘e’, puede corresponderle ser masculino o femenino: ‘el’ presidente, ‘la’ presidente. En este caso la diferencia está es en el artículo.
Así las cosas, será que a los amigos ‘sexistas’, ¿les parece bien decir ‘presidento’, ‘gobernanto’ o ‘gerento’? Por lo general los sustantivos terminados en ‘e’ son neutros (presidente, gobernante, gerente). Si así fuera el lenguaje, fácilmente entonces podría cambiarse los papeles y salir personas y organizaciones a defender al sexo masculino y usar palabras como ‘dentisto’, ‘artisto’, ‘concertisto’, ‘malabaristo’, ‘futbolisto’, ‘caballisto’, ‘ortodoncisto’, ‘congresisto’, ‘colego’, ‘astronauto’, ‘poeto’, ‘sindicalisto’, ‘pediatro’, ‘turisto’, ‘taxisto’, ‘periodisto’, ‘violinisto’, telefonisto’, ‘trompetisto’, ‘maquinisto’, ‘electricisto’, ‘oculisto’, policío’ y ‘machisto’, entre otras, que a pesar de ser palabras de origen femenino, encierran a ambos géneros.
Decir ‘Presidenta’ porque la persona que ejerce el poder es mujer no tiene sustento. Ya de por sí ‘la Presidencia de la Nación’ está expresado como femenino. En masculino tenemos ‘el Poder Ejecutivo de la Nación’.
En español existen los participios activos como derivados verbales. Se denominan de esa manera al derivado verbal que en español acaba en -nte y denota capacidad de realizar la acción que expresa el verbo del que deriva. Por ejemplo, el participio activo del verbo atacar es atacante, el de sufrir es sufriente, el de cantar es cantante y el de existir, existente.
La palabra presidente se forma con la raíz del verbo presidir , es decir presid , más el participio activo del verbo ser, o sea ente . Por eso cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega al final ‘ ente ’. Por lo tanto, la persona que preside se le dice presidente, no presidenta, independientemente del sexo que esa persona tenga.
Los académicos de la RAE y expertos lingüistas coinciden en afirmar que si se utilizara el lenguaje ‘sexista’, simplemente no se podría hablar. Recomiendan, por lo tanto, no ponerle cuidado a blogs o comentarios publicados en internet que desvirtúan la posición oficial de la Real Academia Española y defienden a capa y espada el lenguaje ‘sexista’ utilizado, sobre todo por las organizaciones de izquierda.
Si así fuera y para terminar, analicemos la siguiente comunicación:
Hola y holo a todas y a todos las personas y los personos:
Nos hemos reunido todos y todas los profesores y las profesoras de este colegio para comunicar a los padres y a las madres de nuestros alumnos y nuestras alumnas que hoy visitará estas instalaciones un juez y una jueza acompañados de un policío y una policía. El acto se realizará en la capilla ardienta del plantel, y lo bueno es que vendrán periodistas y periodistos a cubrir la noticia.
Nuestro Consejo de estudiantes y estudiantas tiene como presidenta a una estudianta adolescenta, sufrienta y poco pacienta que quería ser eleganta para que la nombraran representanta y además llegar a ser integranta independienta de la asamblea constituyenta . Por eso hoy vemos a esta dirigenta muy sonrienta anhelando entrar a la capilla ardienta por ahora inexistenta.
Espero que todos y todas pongan en práctica la frase que Jesús nos dejó: ‘Ámense los unos y las unas con los otros y las otras’ como si se conocieran de todo el vido y toda la vida.
Gracias…
Y no olviden que este texto fue escrito por un ‘periodisto’.
Enlaces de apoyo:
http://bit.ly/16FuDzh, http://bit.ly/GSSqSH, http://bit.ly/1fum5A3, http://www.mdzol.com/nota/368436/.
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