No son atracciones: llamas y especies silvestres, víctimas del turismo en Bogotá.

Las autoridades intensifican controles y campañas de sensibilización en puntos estratégicos de la capital para prevenir el uso indebido de animales en actividades de turismo en Bogotá.

Mientras miles de turistas recorren el Centro Histórico de Bogotá durante la Semana Santa, en lugares como la Plaza de Bolívar, Monserrate o la biblioteca Luis Ángel Arango, algunos aprovechan la alta afluencia de visitantes para usar animales como atractivo turístico.

Llamas vestidas, agotadas por largas jornadas al sol, se convierten en protagonistas de cientos de fotografías, pero también en víctimas de prácticas que rozan el maltrato.

Ante esta situación, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal , en coordinación con otras entidades, ha intensificado sus jornadas de sensibilización y control en estos puntos clave de la ciudad. Las campañas buscan desincentivar el uso de animales con fines comerciales o turísticos, promoviendo el respeto y la protección del bienestar animal.

«Las llamas y los animales en general no son objetos turísticos. El llamado es al respeto ya la no utilización de animales como diversión en épocas de turismo», explicó Antonio Hernández Llamas, director del Instituto. En operativos recientes, se encontraron animales sin acceso a agua o alimento, con lesiones en las patas y signos de desnutrición.

Además del maltrato a animales domesticados, las autoridades advirtieron sobre el incremento en el tráfico ilegal de especies silvestres , una práctica que se intensifica durante esta temporada. Se ha reportado el consumo de iguanas y tortugas hicoteas como “carnes blancas”, especialmente en algunas regiones del país. Solo en Bogotá, en las dos últimas Semanas Santas se incautaron más de 140 kilos de carne de tortuga hicotea .

También se observa una alta extracción de especies vegetales protegidas como la palma de cera, palma de vino, musgo, sanagua y palosanto. Estas prácticas, además de estar prohibidas, afectan de forma grave el equilibrio de los ecosistemas.

El llamado de las autoridades incluye también recomendaciones para los viajeros: revise los vehículos antes de salir de zonas rurales o selváticas, ya que especies como boas y otros reptiles pueden refugiarse en motores y baúles, y ser transportadas involuntariamente a zonas urbanas.

Según la Ley 2111 de 2021 , el tráfico de fauna y flora silvestres puede acarrear penas de prisión de entre 5 y 11 años , y multas de hasta 5.000 salarios mínimos mensuales , tal como establece la Ley 1333 de 2009.

En esta Semana Santa, Bogotá refuerza su compromiso con la protección de la biodiversidad y el respeto por todas las formas de vida, recordando que la convivencia responsable con los animales es también una forma de construir ciudad.

Foto: Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal

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