Deslizamiento en la vía Bogotá – Villavicencio: así está la situación
El cierre de la vía al Llano por un deslizamiento en Chipaque no solo tiene paralizada la movilidad entre Bogotá y Villavicencio, también empieza a generar pérdidas económicas y afectaciones en el transporte de alimentos y mercancías.
La vía al Llano, uno de los corredores viales más importantes del país por conectar a Bogotá con Villavicencio y servir como ruta estratégica para el transporte de carga y pasajeros, continúa cerrada de manera indefinida tras el deslizamiento registrado el sábado 6 de septiembre en jurisdicción de Chipaque, Cundinamarca.
El derrumbe, ocurrido a la altura del kilómetro 18+500 bloqueó los cuatro carriles de la carretera y mantiene represados cientos de vehículos. La situación ha generado gran preocupación en la región, no solo por la movilidad de miles de viajeros, sino también por el impacto económico y logístico que implica para el transporte de alimentos y mercancías entre el centro del país y los Llanos Orientales.
Un deslizamiento rotacional mantiene la vía cerrada
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De acuerdo con el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, el fenómeno corresponde a un deslizamiento rotacional, causado por la saturación de agua en el terreno. Esto significa que, aunque las retroexcavadoras y volquetas retiran grandes cantidades de material, nuevas porciones de la ladera vuelven a desprenderse y cubren la carretera.
“Se registra un deslizamiento rotacional que mantiene bloqueados los cuatro carriles. Debido a la alta presencia de agua en el material, al ser retirado vuelve a invadir la calzada”, explicó el mandatario departamental, quien advirtió que la reapertura podría tardar varios días.
La concesión Coviandina, encargada del mantenimiento de la vía, confirmó que durante la jornada del domingo se retiraron cerca de 2.600 metros cúbicos de tierra y vegetación, pero la montaña continúa generando desprendimientos.
En ese sentido, las autoridades recomiendan a los viajeros no acercarse a la zona, ya que las condiciones siguen siendo de alto riesgo. Por ahora, el cierre se mantiene desde el kilómetro 0 en Bogotá hasta el kilómetro 87 en Villavicencio, sin paso para ningún tipo de vehículo.
Emergencia atendida con maquinaria y refuerzos
Para enfrentar la emergencia, Coviandina dispuso de nueve volquetas y dos retroexcavadoras, mientras que el Instituto Departamental de Caminos y Construcciones de Cundinamarca (ICCU) envió más equipos con el objetivo de acelerar la remoción.
Sin embargo, la magnitud del deslizamiento supera las estimaciones iniciales. Bomberos de Chipaque confirmaron que la montaña sigue desprendiendo material, lo que imposibilita garantizar un paso seguro.
En la parte alta de la vereda Caraza, desde donde proviene el movimiento de tierra, se adelantan recorridos para evaluar la magnitud del riesgo. Allí, tres familias fueron evacuadas y al menos diez viviendas permanecen bajo monitoreo por posible afectación progresiva.
Continúan las actividades de remoción del material que cayó sobre la vía al Llano, a la altura del sector #CuatroCarriles, en el municipio de #Chipaque, por parte de la concesión @Coviandina. Durante la jornada fueron retirados aproximadamente 2.600 m³.
La montaña sigue… pic.twitter.com/fuB29MGyrn
— Jorge Emilio Rey Ángel (@JorgeEmilioRey) September 9, 2025
La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), junto con la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquía, la Alcaldía de Chipaque, la Gobernación de Cundinamarca y los organismos de gestión del riesgo, sostuvieron una reunión con la comunidad para evaluar la situación.
Los habitantes del sector advirtieron que la falta de obras hidráulicas de canalización habría incrementado la vulnerabilidad del terreno. Ante esto, la ANI se comprometió a ejecutar las intervenciones necesarias para evitar que fenómenos similares se repitan o se intensifiquen.
Impacto en el transporte y desabastecimiento
El cierre total de la vía al Llano afecta directamente el transporte de productos agrícolas y mercancías. Se estima que, diariamente, por este corredor circulan alrededor de 1.800 toneladas de alimentos desde Bogotá hacia Villavicencio y 1.300 toneladas en sentido contrario.
En Corabastos ya se reportó una disminución en la llegada de vehículos provenientes del Meta, especialmente cargados con productos como plátano y yuca, lo que anticipa un posible incremento en los precios y un impacto económico en los comerciantes.
Además, cerca de 190 vehículos de carga permanecen represados en inmediaciones del cierre, a la espera de que las condiciones permitan la reapertura de la vía.
Por ahora, las autoridades insisten en que no es posible dar una fecha exacta para el restablecimiento de la movilidad. Todo dependerá de cómo evolucione el terreno, la intensidad de las lluvias y la capacidad de las máquinas para remover el material.
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“El material inicialmente considerado para remover sigue aumentando por este fenómeno, situación que impide habilitar un paso seguro”, concluyó el gobernador Rey, al reiterar que la prioridad es salvaguardar la vida de los viajeros y de las comunidades aledañas.
Mientras tanto, los usuarios deberán optar por rutas alternas y mantenerse informados a través de los canales oficiales sobre la evolución de la emergencia.
Una vía alterna inviable
El cierre total de la vía que conecta a Bogotá con Villavicencio continúa generando efectos en la movilidad de la región. Este lunes, el municipio de Ubaque se convirtió en uno de los puntos más transitados por decenas de vehículos que, ante la imposibilidad de tomar el corredor principal, buscan rutas alternas para llegar a la capital del país.
Empresas de transporte intermunicipal, como Flota La Macarena, así como automóviles particulares y buses que vienen desde Villavicencio, están optando por la vía que atraviesa el sector de Abasticos, conectando con Choachí para finalmente arribar a Bogotá. Esta situación ha incrementado de manera notoria el flujo vehicular en la zona, lo que ha generado congestiones y mayores tiempos de desplazamiento.
Las autoridades locales de Ubaque manifestaron que el tránsito inusual de buses y vehículos pesados no solo representa un reto en materia de movilidad, sino también un riesgo para la seguridad vial de la población, pues se trata de una carretera secundaria con características distintas a la autopista principal.
Ante este panorama, se recomienda a los viajeros programar con suficiente antelación sus salidas, especialmente aquellos que tengan citas médicas, diligencias laborales o compromisos importantes en Bogotá. Los trancones y retrasos son inevitables mientras se mantenga el cierre del corredor vial Bogotá–Villavicencio, por lo que se hace un llamado a la paciencia y la prudencia al conducir.
Por ahora, las comunidades de Ubaque y Choachí esperan que las labores de remoción de material en la vía principal avancen con rapidez, de modo que el tráfico pueda normalizarse y el tránsito en estas poblaciones retorne a la calma habitual.
Foto: Gobernación de Cundinamarca