¿Qué es la libertad de prensa?
El 3 de mayo se celebró el día mundial de la Libertad de Prensa (en adelante LP) como una fecha para entender la relevancia social de los medios de comunicación y el periodismo, y la manera como producen la realidad social, la mantienen, transforman y sobre todo, la reparan, algo que tanto necesitamos. Por eso vale la pena que hablemos de nuestra LP.
Empecemos por el principio. En muchos manuales de historia de Colombia podemos leer algunas líneas acerca de uno de los llamados próceres de la patria, Antonio Nariño, y cómo fue exiliado y encarcelado por la corona española por traducir y publicar un panfleto: la «Declaración de los Derechos del Hombre».
¿Encarcelado por imprimir unas hojas? En efecto, hace doscientos años, en el tiempo de las monarquías, todas las imprentas eran propiedad exclusiva del rey y toda publicación se hacía bajo estricto control de los censores, esas personas que revisaban lo escrito estableciendo qué podía ser publicado y que no. ¿Y aquello que no pasaba la censura? A la hoguera. Esa ruin costumbre de algunos de quemar libros.
Siguiendo la historia, se nos cuenta que, finalmente, la represión de la corona española desencadenó los hechos que llevaron a la independencia y a la formación de la república que conocemos como Colombia. Como es lógico, uno de los primeros derechos en ser reconocido fue la Libertad de Imprenta, estipulado en nuestra primera constitución, la de Cundinamarca de 1811; un poco después, en la constitución de Cúcuta de 1821 nace en nuestro país la LP: «Todos los colombianos tienen el derecho de escribir, imprimir y publicar libremente sus pensamientos y opiniones”.
A partir del reconocimiento de este derecho surgieron en el país diversos periódicos, el mismo Antonio Nariño fundó el suyo, “La Bagatela” en 1811. Sin embargo al mismo tiempo que surgía la LP, también las fuerzas contrarias que han sido muchas en Colombia: algunos gobiernos de turno que censuraron y cerraron periódicos, las balas de los violentos que han silenciado a muchos periodistas, intereses económicos que han instrumentalizado medios convirtiéndolos en industrias comerciales, y presiones por doquier para que la información que se publica sea conveniente para algunos. Debemos reconocer la valentía del buen periodismo a lo largo de estos años y que aún continúa.
Es sólo hasta la constitución de 1991 que legalmente tenemos una libertad irrestricta de prensa en Colombia según la cual “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación”. Tan sólo 27 años de una amplia LP reconocida jurídicamente que garantiza, por lo menos en teoría, que nadie, ni siquiera las instituciones del Estado, puedan ser agentes represores de la difusión de ideas.
Sin embargo nos hace falta mucho camino por recorrer para llegar a una LP completa. Aún el ejercicio del periodismo es un oficio de alto riesgo en Colombia, amenazas y presiones diversas hacen que la autocensura sea generalizada, y los oscuros pretenden hacerse innombrables para seguir delinquiendo.
Adicionalmente, no sabemos bien qué hacer con nuestra libertad ganada. El entorno de medios de comunicación, en su conjunto, ha sido incapaz de garantizar la circulación de información veraz e imparcial, y en los dos siglos de existencia de esta república, la prensa, la televisión, la radio y los demás medios de comunicación (con importantes excepciones), han sido usados más como un factor disociador que como una herramienta de construcción colectiva. Los medios también nos han llevado al conflicto.
Aún más allá, quien define la calidad de los medios de comunicación es su audiencia; todo un pueblo que consume medios ecuánimes, equilibrados, veraces, serios y plurales, promueve la creación de cada vez más y mejores medios de comunicación. Pero no es nuestro caso, somos grandes consumidores de medios violentos e incendiarios.
¿Qué es entonces la libertad de prensa? Es la capacidad que hemos adquirido como sociedad, con muchos sacrificios, de romper mordazas y monopolios de medios, y gracias a ello muchos podemos publicar ideas como lo hago yo en este momento; sin embargo aún no todos somos tan libres, ni tan responsables con lo que publicamos como deberíamos. Por eso la LP sigue siendo una posibilidad en Colombia, la misma oportunidad que tuvieron los fundadores de crear un país desde discursos de paz y justicia, pero que se les voló de las manos entre guerras…La misma oportunidad que no podemos dejar escapar nosotros.
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